Moscú, 22 de julio.

Ante la creciente tensión que marca su relación con Estados Unidos y el resto de países de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), Rusia advirtió este martes que va a dar una respuesta adecuada y equivalente al acercamiento a sus fronteras de la infraestructura militar de la OTAN y estará atenta al despliegue global del sistema de defensa antimisiles y a la acumulación de los arsenales de armamento estratégico de alta precisión.

Así lo afirmó el presidente Vladimir Putin en su intervención inaugural, transmitida por la televisión local, de la reunión extraordinaria del Consejo de Seguridad de Rusia, cuyos miembros fueron convocados para debatir a puerta cerrada medidas que, en el contexto del distanciamiento con Occidente a raíz de la crisis en Ucrania y en especial del derribo de un avión de pasajeros malasio, puedan reforzar la soberanía y la integridad territorial de Rusia, tema anunciado con profusión la víspera.

Desde luego, hoy por hoy no hay una amenaza militar directa contra la soberanía y la integridad territorial de Rusia. El equilibrio de fuerzas estratégicas (arsenales nucleares) en el mundo, sobre todo, lo garantiza, reconoció el titular del Kremlin y explicó: ¿Qué sucede en realidad? Que las agrupaciones de tropas de la OTAN se incrementan de un modo ostensible en los países del este de Europa, incluidos los mares Negro y Báltico.

El mandatario ruso subrayó la necesidad de cumplir en tiempo y volumen todos los programas diseñados para fortalecer la capacidad de defensa de este país, también en Crimea y en Sebastapol, donde hay que crear de nuevo la infraestructura militar, frase que se interpreta como una nueva confirmación de que Rusia no tiene ninguna intención de devolver la península a Ucrania.

Putin admitió por primera vez que Moscú no es del todo ajeno a las milicias separatistas de Donietsk y Lugansk: nos exhortan a influir en las milicias del sureste de Ucrania. Desde luego haremos todo lo que esté a nuestro alcance, pero no es suficiente, anotó.

Hasta hoy, cabe recordar, todos los funcionarios rusos insistían en que Rusia nada podía hacer, ya que, decían, los separatistas operan con total autonomía.

“Rusia –de acuerdo con su presidente– tiene la mejor intención de contribuir a que se realice una investigación completa, honda y transparente” del derribo del avión malasio, que volvió a calificar de horrible tragedia.

Y en lo que parece ya una pugna personal con su homólogo ucranio, Petro Poroshenko, Putin lanzó: urge, ya es hora de instar a las autoridades de Ucrania a que cumplan las normas más elementales de la decencia y decreten aunque sea durante el poco tiempo que dure la investigación un cese del fuego, en alusión a los combates que hubo ayer en las afueras de Donietsk.

Rusia, en palabras de Putin, espera que nadie se entrometa en sus asuntos internos y también confía en que se tomen en cuenta nuestros intereses legítimos y que las controversias, que siempre surgen, se resuelvan exclusivamente por la vía diplomática, mediante negociaciones.

El titular del Kremlin indicó que en Rusia no funcionan los métodos que se usan respecto de países débiles, estados fallidos afectados por contradicciones internas y conflictos. Es inadmisible y contraproducente, sólo destruye el orden mundial.

Y agregó: “en el mundo cada vez más se escucha el lenguaje de los ultimátums y sanciones (…), se desestabiliza a gobiernos y países que practican una política independiente o se cruzan en los intereses de otro más fuerte, y si es necesario se impulsan las llamadas revoluciones de colores, o sea, golpes de Estado provocados y financiados desde el exterior”.

A diferencia del anterior mensaje nocturno de Putin acerca de Ucrania, dirigido a un auditorio externo, esta reunión del consejo de seguridad, que no sirvió para anunciar nada nuevo, tuvo como finalidad principal tranquilizar a la población rusa y descalificar a la oposición al Kremlin.