nrique Peña Nieto logró que el suriano sombrero agrarista cambiara de testa. Ahora serán los grandes empresarios, locales y foráneos, los que con sus carabinas al hombro (en realidad, virtuales cuernos de chivo, jurídicos y económicos) habrán de proclamar que la tierra es de quien la trabaja. Es decir, de quien tiene proyectos de corporativo trabajo en materia energética que requieran de ciertas extensiones territoriales, aunque éstas sean de campesinos a los que a través de negociadores de gran lujo se les harán ofertas que no podrán resistir: o aceptan algunos billetes de compensación para dejar sus predios en definitiva y buscarse una nueva forma de vida por algún otro lado o habrán de allanarse a una ocupación temporal que será dictada por el gobierno federal y cuya duración e impacto estarán sujetos a la discrecionalidad de las autoridades que, tal como se ve desde ahora, ansiosas están por tender alfombra roja a los inversionistas energéticos por encima de cualquier interés popular.

La contrarreforma agraria (que es parte del ciclo peñista de desnacionalizaciones, como la desexpropiación petrolera: adiós a Lázaro Cárdenas del Río y adiós a Emiliano Zapata) atenta escandalosamente contra los residuos de seguridad y estabilidad que pudieran quedarle a un campo mexicano abatido por la miseria, la expansión urbana (sobre todo con proyectos de construcción habitacional), la competencia extranjera, la crisis económica y el poderío del narcotráfico. A partir de ahora, el campesino mexicano cuyas tierras tengan la desgracia de estar en la ruta de actividades de los nuevos dueños del país, los inversionistas energéticos por venir, quedará en una condición tristemente vulnerable, sujeto a presiones de bufetes jurídicos que buscarán quedarse con esas tierras a cambio de indemnizaciones que ambas partes deberán negociar en presunta igualdad de circunstancias o condenado a que de manera temporal (término éste ajustable a las necesidades de la correspondiente empresa) esos predios sean ocupados, lo que a fin de cuentas es una forma disfrazada y apenas acotada de una virtual expropiación de tierras por causa de utilidad privada.

Este golpe, apenas retocado a la hora de su aprobación legislativa final, ha provocado una protesta que ha unido en la acción a varios de los principales organismos representativos de los intereses del campo. Ayer se inició en la capital del país, con la Secretaría de Gobernación como principal destino, la serie de protestas organizadas por la Central Campesina Cardenista, el Consejo Agrario Permanente, el Frente Indígena y Campesino y el Consejo de Organismos Rurales y Pesqueros, entre otros. En esta primera tanda se puso el acento en la denuncia de los injustos apresamientos políticos que se han dado en el país, la gran mayoría de ellos sin que los medios de comunicación brinden resonancia adecuada. Los crecientes abusos de compañías nacionales y extranjeras, en materia de pesca, minería, explotación forestal, desarrollos turísticos, por dar ejemplos, han provocado de manera natural protestas que están siendo reprimidas (en particular mediante el encarcelamiento y la sujeción a proceso de los principales líderes) mediante el aparato político, policiaco y judicial que de manera sistemática está siendo manipulado por poderes económicos corruptores.

La principal demostración de fuerza se dará mañana, con las organizaciones antes mencionadas, más El Barzón, la Coordinadora Nacional Plan de Ayala, entre otras, en lo que se ha proclamado como una megamarcha y durante la cual se insistirá en el rechazo a las ocupaciones temporales. La resistencia campesina a esas variantes de la expropiación de tierras podrá ir creciendo a contrapelo de los discursos oficiales. Zapata cabalga de nuevo, pero en dos frentes. En uno, falso, antitético, las trasnacionales se creen facultadas por el peñismo para hacerse de las superficies que les convengan, aduciendo que esas tierras deben ser para quienes ahí harán trabajos energéticos. En otro, un movimiento campesino no oficialista, no priísta, que no ha podido encontrar vías eficaces de unificación, pareciera ser llevado por la fuerza de las circunstancias a una redefinición combativa cuyos resultados son impredecibles.

Astillas:

San Lázaro se incorpora de lleno a Las tandas legislativas energetizadas, la función en dos pistas que está presentando Los Pinos Productions para beneplácito de extranjero público interesado en comprar los derechos de explotación de la obra. Luego de las prolongadas sesiones en el Senado, donde a final de cuentas casi nada sustancial se modificó al libreto original, ayer comenzaron los diputados su ronda escénica, en comisiones de estudio que luego presentarán al pleno teatral una propuesta que pondrá a prueba el histrionismo colectivo y terminará con el final presuntamente feliz que estuvo escrito desde el primer acto… En el elenco principal de estas representaciones históricas ha destacado negativamente el hidalguense David Penchyna, un priísta que ha conducido en el Senado la acometida oficialista en pro del entreguismo energético... Marcelo Ebrard se asomó a una reunión nacional de lo que fue el Partido Convergencia y ahora es Movimiento Ciudadano, sostuvo sus críticas a la conducción chuchista del PRD y siguió entre dos aguas, como doradamente debilitado aspirante al relevo en la presidencia del sol azteca, que está claramente concesionada a Carlos Navarrete, y como posible carta electoral de la organización que controla Dante Delgado, donde le ofrecen ser diputado federal y coordinador de la bancada de ese partido… Y, mientras Carlos Romero Deschamps, su familia, las cúpulas proletarias y la corrupción institucionalizada celebran que en el Senado se arreglaron cláusulas para mantener vigente el imperio oscuro de los líderes sindicales de Pemex, ¡hasta mañana, con múltiples incógnitas pendientes respecto al caso de Mamá Rosa, libre sin cargos, lista para retomar su albergue ahora en alianza con Chente y la señora Marta!

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