Cristina Kahlo fue tutora del Encuentro de Jóvenes Creadores
Fotografía, de las disciplinas más solicitadas para obtener el Fonca
Lunes 21 de julio de 2014, p. 9
La disciplina de fotografía es la que más solicitudes de becas recibe en lo que respecta al Programa de Jóvenes Creadores del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes 2013-2014 (Fonca), expresa Cristina Kahlo. El año pasado hubo 460 solicitudes para en este caso 20 becas, dice la fotógrafa, quien participará como tutora en el Encuentro de Jóvenes Creadores del Fonca que se llevó a cabo los días 17, 18 y 19 del presente en la ciudad de Tlaxcala.
Kahlo fue jurado junto con Patricia Martín, Eniac Martínez y Pablo Ortiz Monasterio, para luego quedar como tutora de un grupo de 10 fotógrafos, a los que asesora a lo largo del año y el total de tres encuentros. El presente es el segundo; el primero fue en Taxco y el tercero será en Pátzcuaro, Michoacán, en noviembre. Allí se hará una exposición del trabajo. Entre reuniones, Kahlo y los becarios se comunican vía correo electrónico, por teléfono, o te visitan para que veas el avance de sus proyectos
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La entrevistada anota que en los encuentros todas las tardes hay presentaciones de becarios de las distintas disciplinas –escultura, gráfica, medios alternativos, narrativa gráfica, pintura, danza, teatro, música, cuento, ensayo, poesía, novela, letras en lenguas indígenas, arquitectura, guión cinematográfico, multimedia, video–, cuya convivencia resulta enriquecedora.
No podrían ser más disímiles las inquietudes y manifestaciones en torno a la imagen de los 10 jóvenes creadores de los que es tutora con Ortiz Monasterio. El trabajo conceptual
de Jesús Jiménez (Morelia, 1978) tiene que ver con el dinero. De su proyecto ha escrito: La idea es detener un momento el flujo del dinero para crear una imagen en la cual se plasme el concepto del dinero
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Dueña de una temática más personal e introspectiva
, Karla Leyva (Monterrey, 1979) se enfrenta al trastorno de la ansiedad mediante las imágenes. Dioses del barrio, de Sergio Arvide (México, DF, 1987), comprende fotos de la Basílica de Guadalupe para hablar de lo que mueve la fe. El proyecto de Shandor Barcs (México, DF, 1985), Familias desde la niebla, también es de carácter documental. Sus imágenes son de tres familias que viven en lugares remotos y brumosos.
Radicada en Australia, Ana Paula Estrada (México, DF, 1984) desarrolla un ensayo visual de retratos de trabajadores rurales y la producción de alimentos en la zona de The Hinterland.
En esta ocasión hubo muchos participantes de la franja fronteriza norte, que quizá buscan expresar por medio de las imágenes lo que ocurre en estas regiones
, señala Kahlo. Desde hace años Mayra Itzel Martell (Chihuahua, 1979) ha fotografiado el centro histórico de Ciudad Juárez; actualmente lo vuelve a hacer para dar fe de todos los edificios que se han tirado para hacer centros comerciales y nuevas construcciones. Jerónimo Palomares (Chetumal, 1978) reflexiona sobre Navajoa y Huitzilac, de donde es originariamente su familia.
También hubo muchos postulantes de Oaxaca. Entre los seleccionados estuvo Baldomero Robles (San Pedro Cajonos Villa Alta Oaxaca, 1979), cuyo proyecto se centra en los adolescentes de la sierra norte de Oaxaca, contraponiendo su medio rural con la entrada de la tecnología.
En Casa muestra, Norma Sandoval (México, DF, 1984) ingresa a los departamentos muestra
, con toda y familia, para crear una suerte de escenografía en la que realiza sus fotos. José Tercero (La Paz, Baja California Sur, 1984), radicado en San Luis Potosí, trabaja con la luz de las mamparas publicitarias, que utiliza como contrapunto a la obscuridad. Relaciona la ausencia de luz con el abandono de los espacios públicos, mientras que su presencia representa su recuperación.
De acuerdo con Kahlo, el beneficio de obtener la beca Jóvenes Creadores, aparte de la mensualidad económica, es que se recibe el apoyo y la guía de, por ejemplo, cómo editar el trabajo, qué es lo que funciona, cómo hay un diálogo entre las imágenes o no lo hay. Para eso servimos los tutores. Pero también con los compañeros de su misma disciplina hay una retroalimentación. Si hay errores técnicos, se discuten con el fin de mejorarlos. Y, si el proyecto se va por otro lado, hay que replantear la idea
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