El artista Giuseppe Penone exhibe en el histórico lugar su exposición Prospectiva vegetal
El escultor logra que sus piezas sean absorbidas con armonía plena por el Jardín de Boboli
Considerado baluarte de Florencia, en el recinto se han montado muestras de destacados artistas contemporáneos
Se cerró de 2008 a 2013, debido a una muerte trágica que ocurrió ahí
es una escultura perfecta, un ser viviente que fosiliza su vida en su propia forma, cada una de sus partes tiene una función, no hay nada casual, sugiere Giuseppe PenoneFoto Alejandra Ortiz Castañares
Domingo 20 de julio de 2014, p. 2
Florencia, 19 de julio.
La llegada del verano, del calor tórrido y el canto de las cigarras coincide con la apertura temporal de uno de los ambientes más amados y frescos de la ciudad: el Fuerte del Belvedere, construido a finales del siglo XVI en lo alto de la colina de Boboli, como baluarte de la ciudad y de los intereses de la familia Médici. Desde ahí domina una vista fascinante.
Desde los años 70 del siglo pasado en ese recinto se han montado exposiciones para honrar a algunos de los mayores artistas contemporáneos, como Henry Moore, Fausto Melotti, Beverly Pepper, Mimmo Paladino y Michelangelo Pistoletto.
En 2008 la historia del Fuerte del Belvedere se enturbió por la muerte trágica de una joven que accidentalmente, y por falta de protecciones, se precipitó de noche por uno de los bastiones a 10 metros de altura, sumándose a un deceso similar de un chico dos años antes.
Desde entonces el lugar permaneció cerrado y la magistratura sancionó a los responsables, en particular el pasado febrero al entonces alcalde Leonardo Domenici, en primera instancia con condena condicional a 10 meses de reclusión, pues se reconoció que Veronica Locatelli había tenido una conducta gravemente imprudente
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Hace un año la muestra del artista chino Zhang Huan devolvió a la urbe este sitio, y ahora reabre sus puertas con la muestra de Giuseppe Penone (Garessio, Piamonte, 1947), de entre los exponentes más destacados del arte povera y escultor de renombre internacional, con la exposición Prospectiva vegetal que se inauguró el 5 de julio y concluirá el 5 de octubre. El artista fue galardonado recientemente con el Praemium Imperiale, el Nobel de la Artes.
Con la curaduría de Arabella Natalini y Sergio Risaliti, en la muestra por primera vez se articula con los contiguos jardines de Boboli, donde sigue la exposición, gracias a una colaboración de instituciones (ambas patrimonio Unesco).
El alcalde de Florencia Dario Nardella, quien durante la conferencia de prensa otorgó las llaves de la ciudad al artista, afirmó: Florencia siempre se levanta después de una caída, el Fuerte que permaneció cerrado por cinco años, lo hemos mejorado y puesto en seguridad desde 2013. Es un lugar maravilloso, idóneo para el arte contemporáneo, un estímulo de una ciudad que se propone como escenario de encuentro entre el viejo y el nuevo lenguaje. Florencia ha sido grande cuando ha sabido ser contemporánea y a la vanguardia, un desafío de este tipo está en nuestro ADN
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Indolencia por lo contemporáneo
Es un interés del todo nuevo que las instituciones de Florencia muestran por el arte moderno y contemporáneo, los edificios históricos empiezan a acoger con mayor regularidad exposiciones como la de Jackson Pollock en curso (aunque siempre buscando un lazo con su pasado, en este caso entre el artista estadunidense y Miguel Ángel), o la reciente inauguración del Museo del Novecento dedicado al arte del siglo XX.
La exposición de Penone en Florencia no es propiamente una novedad vanguardista, pero sí pareciera responder a una continuidad mayormente articulada con el presente, lo cual exceptuando la Strozzina (único museo dedicado al arte contemporáneo), el Museo Marino Marini, la semana del Festival de cine de arte en el Odeón, y alguna galería; la ciudad ha navegado en la mayor indolencia por lo contemporáneo.
Antes de Florencia, Penone ha expuesto en contextos similares, cuyo denominador común ha sido vincular arquitectura y paisajes principescos, en la cual su obra actúa como anillo armónico entre estos dos polos: ambiente y ser humano, naturaleza y cultura.
Un antecedente es El árbol de las vocales (1999), colocado en el Jardín de las Tullerías en París, pero sobre todo en las recientes exposiciones en los jardines de la Academia de Francia, en la Villa Médici, en Roma, de la Venaria Real en Turín y el año pasado en el de Versalles.
Giuseppe Penone fue de los primeros artistas que al final de los años 60 se interesaron por la naturaleza de “todo el arte del siglo XX –según puntualiza la curadora en el catálogo–. Fue un arte que se desarrolló en el atelier, en un contexto urbano, la idea de reintroducir el espacio abierto nace en aquellos años, para desarrollarse posteriormente”.
Algunos expertos como Didier Semin niegan que Penone deba considerarse una especie de poeta bucólico, como seguido se le califica, o reducir su interés por la naturaleza como una explicación meramente biográfica.
Según Semin, Penone utiliza el árbol, la tierra y la piedra como indicadores del tiempo universal, como meditación sobre la presencia todavía viva del pasado; y agrega: Su obra nos hace probar, sentir, tocar con la mano la dimensión de la vida que normalmente nos limitamos a imaginar: el tiempo
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Forte Belvedere
Las obras de Penone incluidas en la muestra son una docena y son absorbidas con armonía plena en el contexto.
En el Fuerte se ubican las de mayor impacto visual, confrontándose no sólo con la severa arquitectura militar sino con el sugestivo skyline florentino mediante cinco árboles de bronce de entre 10 y 13 metros que sólo al acercarnos, y al tocar el tronco abrasado por el sol nos maravillamos al entender que no son reales.
Son árboles sin follaje, sus ramas desnudas sostienen grandes y pesadas piedras que pretenden remarcar, según anota el artista, la manera en que el árbol crece y evade la fuerza de gravedad, así como el enorme peso que debe sostener con las ramas el viento, las hojas, la nieve
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Para Penone, el árbol es una escultura perfecta, un ser viviente que fosiliza su vida en su propia forma, cada una de sus partes tiene una función, no hay nada casual
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Desde hace años el artista describe la experiencia de este contacto primigenio: Siento el flujo del árbol en torno a mi mano apoyada en su tronco. Árbol diapasón; la oreja recargada al tronco para oír sus años de crecimiento, para oír el sonido del viento que corre en las ramas, en el tronco, en las raíces desde dentro de la tierra
(Respirar la sombra,1999).
Jardín de Boboli
Boboli es el jardín del Palacio Pitti, residencia de los Médici, donde experimentaron generaciones de escultores y arquitectos desde su creación empezando por Niccolò Tribolo, padre del llamado jardín a la italiana
, así como Giambologna, Bernardo Buontalenti y, por tanto, es un espacio fuertemente contextualizado.
A excepción el árbol titulado Luz y sombra (2011), emplazado en el Anfiteatro, aquí Penone hace una intervención discreta, donde obras como Bifurcación o Sendero se mimetizan con el resto de la vegetación. Parecen parte de la naturaleza, esta última en particular está ligada a las primeras obras del artista, donde es evidente el proceso de elaboración como parte esencial del trabajo del artista.
Penone ha tenido exposiciones personales en algunos los museos más importantes del mundo, como el Guggenheim, en Nueva York; el Centre Pompidou, en París; el Stedelijk Museum di Amsterdam y el Kunstmuseum Winterthur.
En 2012 Laurent Busine, director del Musée des Arts Contemporains au Grand-Hornu en Bélgica, publicó la primera monografía completa del artista.