menos que ocurriera un cataclismo, en unos cuantos días más quedarán aprobadas las leyes reglamentarias que culminarán el ciclo legislativo relacionado con la reforma energética propuesta y defendida por Enrique Peña Nieto. A partir de la conversión de ese proyecto en redonda letra legal comenzará un proceso de reformismo práctico, fundado en las normas aprobadas en el Congreso federal, que de resultar exitoso podría significar el asentamiento a largo plazo de esa vertiente priísta triunfadora, la del estado de México, y una larga noche para los intereses populares.

Una de las notas más distintivas de este Nuevo México (una especie de Estado ‘‘libre’’ petrolizado) está relacionada con la constitución y el sostenimiento del poder político. En lo interno, el peñismo se considerará (sobrevalorándose) un aplastante ganador, ya especializado en dividir y someter a sus opositores, no sólo mediante pactos como el denominado Por México, sino incluso mediante el aliento a opciones partidistas contrapunteadas. Con los Chuchos y Madero como aliados explícitos, y AMLO-Morena y el Partido Humanista como divisores de votos de las propias izquierda y derecha, el PRI-Los Pinos esperaría ganar en 2015 (con las técnicas Monex y Soriana más que refinadas, ya con otros nombres y fachadas) una mayoría más amplia en la Cámara de Diputados y todas las gubernaturas en juego salvo dos, una para el sol azteca y otra para los de blanco y azul.

Un objetivo electoral importante de la república cuya sede es Atlacomulco está en la ciudad de México. Morena conseguirá, indudablemente, significativas victorias, pero el aparato Chuchos-Bejarano-Mancera tratará de mantener a favor del sol azteca el capital electoral que tiene como eje la clientelar política asistencialista. En ese cuadro de inusual competencia entre las izquierdas, el PRI, con Osorio Chong como comandante en jefe, tratará de colarse, con algunos triunfos emblemáticos que permitan impulsar la idea de que en 2018 podría recuperar el tricolor la jefatura de Gobierno, a la que desde ahora se apuntan Aurelio Nuño, el poderoso jefe de la oficina de Peña Nieto en Los Pinos, originalmente alineado con Luis Videgaray, pero ahora en busca de su propio espacio, y Fernando Lerdo de Tejada, quien fue vocero de Ernesto Zedillo, está casado con Marinela Servitje (hija de Lorenzo, el ideólogo empresarial que fundó Bimbo, y presidenta de El Papalote, la fundación privada a la que Miguel Ángel Mancera dio como extraña aportación mucho más que a museos y otros ámbitos culturales capitalinos de índole pública) y su hijo Guillermo acaba de ser nombrado coordinador de asesores del secretario de Gobernación, en remplazo de Mauricio López, quien a su vez fue comisionado para encargarse del PRI capitalino.

En el ámbito externo habrá también reacomodos trascendentes a partir de que sean firmados los convenios con trasnacionales que por sí mismas pueden ser influyentes y desestabilizadoras en los países colonizados si no les respetan determinados arreglos, pero que también tienen una remarcable capacidad de movilizar a gobiernos relacionados con esos corporativos para que presionen a los nativos rejegos o incumplidores. En ese contexto de negocios enormes, habrá fuerzas y recursos foráneos dispuestos a mantener en México el esquema de poder que les garantice la continuidad de sus proyectos y el ‘‘respeto’’ a sus inversiones. Hasta ahora Estados Unidos ha sido factor central pero casi único para impedir desde fuera la llegada de un gobierno con tintes de izquierda, particularmente en 2006 y 2012. Ahora habrá un abanico de fuerzas extranjeras interesadas en que siga adelante el reformismo ‘‘exitoso’’ de Peña Nieto.

Más allá de los gritos y sombrerazos en el palenque legislativo, los fríos números muestran que el presunto damnificado del episodio Telecom, el villano telefónico que habría sido sacrificado en aras de sostener privilegios a las televisoras (Televisa, Televisión Azteca y las que a gusto de Los Pinos llegarán en cadena nacional abierta), se la ha pasado tan extraordinariamente bien que de nuevo está considerado por Forbes como el hombre más rico del mundo.

Haya sido una maniobra negociada y acordada con el peñismo, o una audacia que lo confrontaría irremediablemente con ese poder encopetado, lo cierto es que en los 12 días finales del rediseño de las telecomunicaciones mexicanas las arcas de Carlos Slim se vieron incrementadas en poco más de 5 mil millones de dólares gracias al anuncio de que venderá activos de América Móvil para eludir la etiqueta de preponderancia que le correspondería con la nueva ley (http://bit.ly/1zKjlqW ). De esa manera, el compatriota Slim ha vuelto a encaramarse al podio planetario de honor, con 79.6 mil millones de dólares de fortuna calculada, contra unos 79.1 de Bill Gates. ¡Bravo, mexicanos, sí se puede (incrementar la riqueza de Slim)!

Astillas:

Barack Obama o, más precisamente, los poderes reales que tras él deciden, anunció sanciones a empresas rusas por lo que sucede en Ucrania bajo complacencia de Vladimir Putin. La reacción de quienes mandan en la Casa Blanca se produce justamente cuando países latinoamericanos con matices de izquierda han abierto puertas diplomáticas, financieras y políticas al poderoso proveniente de Moscú, quien asistió en Brasil, que no se estanca en los temas futboleros, a la reunión de la alianza que forman el país anfitrión, Rusia, India, China y Sudáfrica (BRICS). Además de esta sesión, uno de cuyos acuerdos fue la creación de un banco de desarrollo y un fondo de reservas de divisas de los BRICS, se invitó a un encuentro a los 12 países miembros de Unasur. En ese contexto, Putin ha dicho que no habrá más un mundo en el que las decisiones sean ‘‘tomadas en el ámbito de un solo polo’’ y, respecto de las acciones gringas contra firmas rusas, advirtió de entrada que ello llevará las relaciones entre ambos países a un ‘‘punto muerto...’’ Y, mientras el caso de Mamá Rosa y La gran familia consume oportunamente la atención mediática nacional, sin mayor espacio para el cierre del saqueo energético, ¡hasta mañana!

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