Envía una carta a los participantes del coloquio Migración Internacional y Desarrollo
Pondera el secretario de Estado del Vaticano el papel de la Iglesia y sociedad civil mexicanas
Martes 15 de julio de 2014, p. 7
La ‘‘emergencia humanitaria’’ que representa la creciente migración de menores no acompañados hacia Estados Unidos ‘‘reclama como primera medida de urgencia proteger y acoger debidamente a estos menores’’, advirtió el papa Francisco en una carta dirigida a los participantes del Coloquio México-Santa Sede, Migración y Desarrollo, que tuvo lugar ayer en la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE).
‘‘Es un fenómeno que, en el seguimiento de grandes promesas, comporta múltiples retos. Muchas personas obligadas a emigrar sufren e incluso mueren. Muchos de sus derechos son violados, se ven obligados a separarse de su familia y lamentablemente siguen siendo sometidos a manifestaciones de racismo y xenofobia’’, señaló el pontífice en voz del nuncio apostólico en México, Christophe Pierre.
A su vez el secretario de Estado del Vaticano, Pietro Parolin, destacó que más allá de una lógica de la desconfianza y de recelo, ‘‘se han dado pasos importantes hacia una nueva lógica de mutuo respeto’’ entre el Estado mexicano y la Iglesia católica, ‘‘que permitirá la construcción de un nuevo México para las generaciones venideras’’.
Al inaugurar este coloquio, Parolin, quien sucedió a Girolamo Prigione en la nunciatura tras la reforma constitucional en el sexenio salinista, ponderó el activo papel de la Iglesia y la sociedad civil en la protección de los derechos de los migrantes.
En su discurso, el diplomático vaticano puso en el centro del debate el respeto a la dignidad humana y dijo que ‘‘ante el hecho migratorio, necesitamos urgentemente que se superen los recelos atávicos y se planteen de una vez estrategias comunes a escala subregional, regional y mundial, que incluyan a todos los sectores de la sociedad’’.
Convino en que ‘‘cuando un país no sólo tolera a la Iglesia, sino que en el marco de una sana laicidad establece los medios jurídicos para su protección y promueve su acción social en favor del bien común, garantiza un elemento metapolítico clave para el progreso: la confianza’’.
Ante los cancilleres de Honduras, El Salvador y Guatemala, representantes del alto clero en América Latina, Estados Unidos y México, organizaciones civiles y especialistas, subrayó que ‘‘en nuestro mundo globalizado, el progreso no se logra únicamente con un mayor flujo de capitales, mercancías e información. Un incremento del intercambio comercial y financiero entre las naciones no conlleva, de manera automática, una mejora en los niveles de vida de la población, ni tampoco genera automáticamente más riqueza. La discriminación, el racismo, el trato vejatorio, las injusticias laborales, no son un buen negocio’’.
Indicó que la migración no puede ser resuelta sólo con medidas legislativas o adoptando políticas públicas, por buenas que sean, y mucho menos con las fuerzas de seguridad y del orden. ‘‘La solución del problema migratorio pasa por una conversión cultural y social en profundidad que permita pasar de la ‘cultura de la cerrazón’ a una ‘cultura de la acogida y el encuentro’’’.
A su vez, el papa Francisco, en una carta dirigida a los participantes en el coloquio, destacó que la emergencia humanitaria de los menores migrantes no acompañados reclama, como primera medida, proteger y acogerlos debidamente, ‘‘aunque no será suficiente si esta medida no va acompañada de políticas informativas sobre los peligros del viaje y la promoción al desarrollo en sus países de origen’’.
El canciller mexicano, José Antonio Meade, consideró que el respeto a los derechos humanos, el resguardo frente a la trata y el crimen organizado y el acceso a servicios de salud y asistencia consular deben ser prioridades para atender a los migrantes.