Un delegado en problemas
La fiesta en la Rotonda
El gobierno federal, implicado
ulpable o inocente, el delegado de Miguel Hidalgo, Víctor Hugo Romo, tendrá que pagar los costos políticos de un capricho que puede arruinarle la carrera política que suponía en ascenso.
Se le juzga por parecer, o ser, depende de la visión de cada quien, producto de las conductas paridas por el neoliberalismo, es decir, por la falta de respeto a todo lo que no pueda sea susceptible de mercadeo, en este caso un pedazo de panteón donde han quedado los restos de algunos mexicanos que trascendieron su tiempo.
Nadie que más o menos conozca al delegado podría decir que el funcionario no sabía que se había otorgado un permiso para utilizar la Rotonda de las Personas Ilustres como escenario de algo que rompería con el respeto que se debe al lugar, lo mismo la fiesta que se ha convertido en tragedia política que un supuesto video que nadie sabe de qué trataría.
Víctor Hugo Romo seguramente lo sabía; es muy celoso de lo que sucede en la Miguel Hidalgo, pero nunca supuso que se convertiría en un escándalo en su contra. ¿Quién en su sano juicio podría creer que una fiestecita en esa parte del panteón de Dolores podría agraviar a una sociedad que hace buen rato enterró en el olvido a sus mejores mujeres y hombres?
¿Por qué debería alguien reclamar por el descanso en paz de los ilustres, si a fin de cuentas se trataba de un festejo de una viva ligada al poder de Televisa? Esa podría haber sido una pregunta que se tendría que haber hecho el delegado, que ya no sabe cómo salir del problema.
Y le va a ir peor. Luego de que el panteonero problema termine, Romo va a tratar de dejar en su lugar, es decir, la jefatura delegacional, a uno de sus peores consejeros, David Razú. La gente asegura que Razú sería a Miguel Hidalgo lo que Mauricio Toledo a Coyoacán. Así de grave.
Ese sería un escollo que muy difícilmente podría salvar el ahora jefe delegacional, si es que sale a salvo del problema de hoy, pero peor. En este segundo asunto nadie podría apostar por la salud política de Romo, quien además, según sus muy cercanos, pretende obtener algún lugar en el gabinete de Miguel Ángel Mancera, que debería cambiar antes de que se celebren las elecciones del año próximo.
Y es que en el PRD del DF hacen falta algunos ajustes que provengan de algún político de izquierda que tenga un compromiso claro con el rumbo que se dio a ese partido desde hace muchos años, y que ahora está, también, en el olvido, y al parecer sin remedio, cuando menos por ahora.
Habrá que tener cuidado porque habrá rebelión en el PRD; los reacomodos urgen y las perspectivas son escasas, aunque ya hay estrategias de recomposición que se están moviendo para tratar de cambiar la faz de ese organismo, cuando menos en el DF, ¿verdad Héctor?
Después de todo, Romo no debería estar tan preocupado. Por decreto presidencial del 4 de marzo de 2003, la administración pública federal debe continuar asumiendo los gastos de inhumación y homenaje en la Rotonda, con cargo al presupuesto de la Secretaría de Gobernación, misma que preside el Consejo Consultivo de la Rotonda, el cual está integrado por el propio secretario de Gobernación y por los titulares de la Defensa Nacional, de Marina, de Educación Pública y el presidente del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, a menos que además se haya extralimitado en sus funciones.
De pasadita
Resulta que el jefe de Gobierno, Miguel Ángel Mancera, se lanzó en contra de la Secretaría de Transportes, y explicó que allí, en esa dependencia, se pasea el fantasma de la corrupción, claro, del pasado, y para que nadie dude que se va a cazar a ese espectro de la deshonestidad, la Setravi desaparecerá.
En su lugar habrá una Secretaría de la Movilidad, y para empezar y nadie sospeche de nada, quienes decidan obtener una licencia de manejo tendrán que pasar, primero, un examen que practicarán los súper honestos jueces de la flamante secretaría (¡gulp!). Y por si fuera poco, se castigará a los automovilistas que no respeten a los ciclistas, para que éstos sigan paseando impunes. No cabe duda, vamos en dos ruedas.