Pasaron 24 años para que el equipo germano lograra su cuarto campeonato del mundo
En la agonía del tiempo extra Mario Götze, quien entró de cambio, anotó el gol del título
Argentina tuvo varias oportunidades en los pies de Higuaín, Messi y Palacio, pero fallaron
Lunes 14 de julio de 2014, p. 2
Río de Janeiro, 13 de julio.
En intenso y disputado partido, digno de una final de la Copa del Mundo, la recia Alemania conquistó el cuarto título de su historia al batir a la Argentina de Lionel Messi con un gol de Mario Götze en el minuto 112, después del empate 0-0 en los 90 minutos reglamentarios, en el estadio Maracaná.
Götze, quien había entrado al minuto 88 en lugar del fatigado Miroslav Klose, recibió un pase desde la izquierda de André Schürrle y después de controlar el balón con el pecho soltó un soberbio latigazo cruzado que no pudo contener el arquero Sergio Romero.
Enseguida estalló el júbilo en las tribunas, no sólo de los aficionados alemanes, sino también del público brasileño que sin ningún rubor se puso la camiseta del equipo que los humilló en semifinales.
La mannschaft se convirtió en la primera selección europea que conquista un Mundial en América. Este certamen comenzó con la mayor cantidad de representativos americanos en la historia (10) y por primera vez metió ocho equipos en segunda ronda; sin embargo, terminó definido con un duelo entre dos titanes y viejos conocidos.
Un total de 10 jefes de Estado y Gobierno presenciaron el partido. La presidenta brasileña, Dilma Rousseff, quien entregó el trofeo al capitán teutón Philipp Lahm, estuvo acompañada en el palco de honor de sus homólogos ruso, Vladimir Putin; sudafricano, Jacob Zuma; alemán, Joachim Gauck, haitiano, Michel Martelli, además de la primera ministra alemana, Angela Merkel, y de Gabón, Ali Bongo.
Igualmente estuvieron los primeros ministros de Hungría, Victor Orbán; Antigua y Barbuda, Gaston Browne; Namibia, Hage Geingob; y Trinidad y Tobago, Kamla Persad-Bissessar.
La escuadra dirigida por Alejandro Sabella hizo un planteamiento muy inteligente para controlar al rival, que no tuvo muchas ocasiones de gol durante los 120 minutos.
Tras la anotación de Götze, Lionel Messi se secaba el sudor de la cara, sin acelerar el paso, esperando el balón del empate que nunca llegó. Sin embargo, el ariete del Barcelona fue elegido mejor jugador del torneo y –con semblante serio– recibió el trofeo Balón de Oro.
Para La Pulga y la mitad del plantel argentino la derrota marcó un nuevo capítulo de la pesadilla teutona
, ya que los europeos habían eliminado a la albiceleste en cuartos de final de los dos anteriores mundiales, con un 4-0 en Sudáfrica 2010 y por penales en Alemania 2006.
A pesar del deseo del volante Ángel di María de jugar, Sabella repitió el once que derrotó a Holanda por penales en semifinales, con Enzo Pérez en su lugar.
De su lado, el entrenador alemán Joachim Löw tampoco hizo modificaciones al cuadro que eliminó a Brasil, pero de último momento el mediocampista Sami Khedira se lesionó y tuvo que ser remplazado por Christoph Kramer.
Alemania monopolizó el balón durante largos pasajes de la etapa inicial, ante una Argentina retrasada y más ocupada en proteger a Romero, quien el domingo batió el récord sin recibir goles en un Mundial que poseía el legendario Ubaldo Fillol desde 1978, llevándolo de 374 a 486 minutos.
La ola teutona avanzaba con Lahm subiendo por derecha, Mesut Özil al mando por izquierda y Thomas Müller y Miroslav Klose buscando el hueco en la cerrada defensa albiceleste con rotaciones permanentes.
Pero a los germanos les costaba generar peligro. La primera gran oportunidad fue para Argentina, cuando Gonzalo Higuaín quedó cara a cara con Manuel Neuer, tras un error de Toni Kroos con un cabezazo hacia atrás, que el delantero del Nápoles no supo capitalizar y mandó su tiro a un lado.
Sobre la media hora, Löw sumó otro problema inesperado, con la salida por lesión de Kramer –tras un golpe en la cabeza–, sustituido por Schürrle. Argentina esperaba y desdoblaba rápido cuando podía, explotando el flanco débil de su rival: el lateral izquierdo Benedikt Höwedes, con Ezequiel Lavezzi y Messi, muy activo.
Una escapada de Leo por ese sector casi terminó en gol, pero entre Neuer y Jérome Boateng, sobre la línea prácticamente, salvaron.
Alemania también tuvo llegadas, como un remate muy débil de Kroos solo en la puerta del área y, sobre todo, un cabezazo de Höwedes que dio en el poste tras un córner, cuando Romero ya estaba superado, al finalizar la primera parte.
Sabella movió el banco para la segunda mitad y Sergio Kun Agüero entró por Lavezzi, quien había jugado muy bien. Con los equipos todavía acomodándose, Messi se perdió el gol de manera increíble: tras entrar solo por la derecha, envió un tiro cruzado que se fue junto al palo de Neuer.
Con Alemania, que nunca renunció a su estilo ofensivo, el partido se hizo de ida y vuelta, pero el juego rudo fue en aumento. Faltando un cuarto de hora, Rodrigo Palacio entró por Higuaín, agotado, y a continuación Fernando Gago por Pérez y Götze por Klose del otro lado.
Los últimos minutos del tiempo reglamentario fueron otra vez de dominio teutón con varias aproximaciones serias, como un remate de Kroos entrando al área, pero que se fue junto a un poste.
En la primera parte de la prórroga, cada uno tuvo la suya: Schürrle se encontró con un Romero imperial al inicio y Palacio tuvo su gran oportunidad cara a cara con Neuer, pero se apuró y definió mal con un toque alto que se fue desviado. El partido parecía irse a la definición por penales, hasta que apareció Götze y le dio la Copa y la gloria a los alemanes.
Messi no pudo emular la gesta de Diego Armando Maradona, que casi por su cuenta hizo campeona a Argentina hace 28 años. Su talento sencillamente no alcanzó para superar a una Alemania en la que el colectivo brilló más que cualquier individualidad.
Messi recibió el Balón de Oro, un triste consuelo para el astro del Barcelona que, a sus 27 años, seguirá escuchando las eternas comparaciones con Maradona y Pelé, dos leyendas que sí ganaron mundiales.
La emotiva final, celebrada en una espectacular tarde soleada ante 74 mil 738 espectadores, marcó el cierre de un Mundial que Brasil organizó de manera perfecta, a pesar de los temores iniciales por protestas sociales.