Pamplona, referente intemporal
Descubriendo ¿el hilo negro?
Oportuna sugerencia del Bardo
lena de orgullo comprobar que todavía quedan en el planeta regiones donde su cultura se conserva a muy prudente distancia de las imposiciones del pensamiento único, de globalizonzos sin criterio y de animalistas compasivos, así pertenezcan a organismos tan ecologistas como cínicos, junto con partidos políticos serios
que los secundan en sus demagógicas propuestas, jugando todos a la democracia.
Tal es el caso de Pamplona, capital de la Comunidad Autónoma de Navarra y su famosa Feria del Toro de San Fermín, que año con año congrega a millares de visitantes tanto para participar del espíritu festivo de la feria como del emocionante encierro o añejo arte de correr delante de los toros que serán lidiados por la tarde en la plaza más ruidosa y también una de las más serias del mundo.
¿Cómo es posible combinar relajo, bebida, comida y cantos con el enfrentamiento ancestral de un toro en plenitud de facultades y un torero que debe reconcentrarse en su quehacer en medio del permanente barullo? Muy fácil: con una empresa profesional comprometida con la fiesta y con la beneficencia –Comité Taurino de la Casa de Misericordia, un asilo modelo–, unos ganaderos empeñados en la crianza escrupulosa del toro de lidia, unos toreros a los que no se permite especular ni tomar ventajas, y una autoridad respaldada y comprometida con los aficionados y con la sólida tradición taurina de Pamplona. El público puede ir a sol o a sombra y hacer más o menos ruido, pero hay de aquel que rompa un vaso o arme una bronca, porque no se la acaba con la multa que le imponen.
Algún villamelón rebautizó en México al pundonoroso Iván Fandiño como Iván Fraudiño, pero tomó el rábano por las hojas y se olvidó de la empresa, el ganadero y la autoridad que coincidieron las dos intrascendentes tardes en que el torero vasco enfrentó novillones en nuestro país el año pasado, y en contraste se alzó como el triunfador de la Feria de San Fermín 2013 y este año va en camino de repetir la hazaña luego de sus recientes triunfos.
Por ello, si la siempre cautelosa Asociación Nacional de Criadores de Toros de Lidia por fin se reunió con las agrupaciones de empresarios, matadores y subalternos para realizar juntos un circuito novilleril de 18 festejos titulado Descubriendo un torero, deberá tomar ejemplo de Pamplona, no para echarles a los muchachos catedrales con cuernos, sí para empezar a devolverle a la alicaída fiesta de México la emoción y dramatismo perdidos... si no quiere descubrir el hilo negro en vez de uno o más toreros.
Dice El Bardo de la Taurina en sus http://charlasdeltupinamba.blogspot.mx/: Son tiempos de afrontar la actual deserción que la Plaza México ha venido sufriendo de los tendidos y también de proponer soluciones. Aguas con las aguas, ¡venga un cambio en el horario de los festejos
! Y agrega: “el ‘Embudo Mayor’ tendrá que afrontar algunas vicisitudes si quiere apostar por el taurinismo, porque si tan sólo va a usar el serial menor para conseguir la autorización que le permita dar la temporada grande, entonces que todo siga como hasta ahora y ya, es decir, haciendo una inversión que se recupera en noviembre con la venta del derecho de apartado”.
“Pero veamos las cosas optimistamente y pensemos que si se va a optar por lo taurino entonces habrá que superar verdaderos enemigos y si esto quiere lograr la empresa de la Plaza México tendría que echarle mucha habilidad, innovar y jugar con la astucia y hasta con la audacia, pero vayamos a la detección de los problemas y a posibles alternativas de solución.
“El primer factor que aparecerá para que el público no se retrate en el graderío es el clima, que por estas fechas parece estar más desbocado que nunca. Ante eso es de comprenderse que los aficionados van a consultar las nubes y hasta el meteorológico antes de ir a porta gayola a pegarse una mojada de aquellas y menos compartir o sufrirla acompañados de la familia. Entonces ¿por qué no cambiar el horario de los festejos? ¿Porque la tradición es darlos a las 4 y a hasta con el agregado de los 30 minutillos? Eso era antes. Ahora vivimos tiempos diferentes en esta megalópolis.
Así que una solución para que los aguaceros que se prevén no nos agüen la fiesta estriba en cambiar el horario, pero no tibiamente con un adelantito porque eso no solucionaría nada, al contrario, llevando el arranque de las novilladas a las 12 del día, lo cual una vez que terminemos de desgarrarnos las vestiduras en defensa o en dolor de la alteración del horario y que nos argumenten los ultra clásicos que la gente no va a ir a la plaza por ese cambio o cuando menos mientras se acostumbra, les contesto: ¿y eso qué? si de todas formas no va la gente. Entonces, ¿por qué no buscar una alternativa?
, concluye con sobrada razón El Bardo.