La verdeamarela abandona el estadio entre abucheos de su afición, que al inicio la apoyó
Recibió 10 goles en los recientes dos partidos
Ni el lesionado Neymar en la banca logró levantar el ánimo de su selección
Val Gaal, primer técnico en utilizar la plantilla de 23 jugadores escogidos
Domingo 13 de julio de 2014, p. 2
Brasilia, 12 de julio.
Brasil se despidió de su Mundial de la peor manera posible, al caer 0-3 ante Holanda, con lo que terminó en el cuarto lugar en una Copa a la que llegó con la ilusión de conseguir el hexacampeonato, y salió del estadio Nacional bajo abucheos.
El desplome del Scratch fue absoluto e inédito, al recibir 10 goles en los dos recientes partidos, luego del 1-7 ante Alemania.
Los tulipanes lograron la tercera plaza y profundizaron el trauma del equipo anfitrión, que no pudo reponerse de la goleada previa, a pesar de que trató de levantar su ánimo con el lesionado Neymar en la banca vestido con el uniforme del equipo, pese a que aún estará varias semanas de baja.
Robin van Persie, de penal al minuto tres, y Daley Blind (17) anotaron los dos primeros goles del triunfo naranja e hicieron creer que el anfitrión podía sufrir otra humillante goleada.
Aunque Brasil se rehizo, Georginio Wijnaldum hizo el 3-0 al 91 y provocó los silbidos y abucheos de una torcida que había apoyado desde el principio a los locales.
El partido se planteaba como una necesidad de Brasil para recuperar algo de la imagen perdida el pasado martes en Belo Horizonte, mientras Holanda se fijó como meta ser la primera selección de su país en no perder ni un partido en un Mundial; consuelo menor, ya que cayó en semifinales por penales ante Argentina.
El técnico brasileño, Luiz Felipe Scolari, había dicho que su principal tarea era recuperar a su equipo sicológicamente, y por eso hizo seis cambios respecto de la oncena del mineirazo.
La afición de Brasilia ayudó en esa labor al apoyar y aplaudir a los jugadores, sobre todo al astro Neymar. Más crítica fue la hinchada con Scolari: Gracias por 2002, pero no queremos volver a verte más
, se leía en una pancarta en alusión al título de campeón mundial logrado por el técnico en Corea del Sur-Japón 2002.
Felipao sacó a Marcelo, Fernandinho, Bernard, Hulk y Fred para ingresar a Maxwell, Paulinho, Ramires, Willian y Jo.
Los nervios de Brasil no estaban para sobreponerse a muchos contratiempos y menos si llegaban a los dos minutos. Holanda superó la línea de presión canarinha, Van Persie controló la pelota y cedió a Robben, quien encaró el arco como una flecha.
Fue derribado por Thiago Silva y el árbitro, el argelino Djamel Haimoudi, se equivocó en todo: la falta fue fuera del área y como clara ocasión de gol era más tarjeta roja que amarilla.
Silva, quien regresó luego de una suspensión, se quedó en la cancha, pero Van Persie marcó de penal al minuto tres.
La verdeamarela, frágil mentalmente, acusó el golpe, sobre todo el defensa David Luiz, quien despejó mal de cabeza un centro desde la derecha de Jonathan de Guzman, quien había suplido a Wesley Sneijder, lesionado en el calentamiento.
La pelota quedó suelta en el centro del área y el defensa Blind, con la derecha, hizo el 2-0 para Holanda, apenas pasado el cuarto de hora del encuentro. La jugada se inició con un fuera de lugar del cuadro holandés
¿Otra goleada? El estadio Nacional se temía lo peor, pero el equipo, hoy sí, contuvo el mal momento. Oscar empezó a generar juego para Brasil ante una Holanda que, ya en ventaja, esperaba agazapada.
Oscar realizó una buena acción individual al minuto 21, una jugada que despertó al equipo y exigió al arquero rival, Jasper Cillessen. Pese a que el jugador del Chelsea inglés asumió la dirección, el juego de Brasil mejoró y la afición rugía ante la más mínima aproximación. Holanda hacía daño en sus llegadas al área, como con De Guzmán, al 29 y con Van Persie al 41.
El conjunto brasileño era sólo peligroso en las jugadas a pelota parada, como al minuto 38, cuando David Luiz y Paulinho estuvieron a punto de empujar a gol un centro de Oscar.
Los 68 mil espectadores, casi todos con la camiseta amarilla, ya no fueron tan comprensivos con Brasil cuando se acabó el primer tiempo y ambos equipos se retiraron a los vestuarios.
Al minuto 60 Brasil armó una de las pocas jugadas bien elaboradas en el ataque, que terminó con un remate cruzado de Ramires que pasó al lado del poste derecho de Cillessen.
A ocho minutos del final Robben fue derribado dentro del área por Fernandinho, pero el silbante no marcó penal. La televisión mostró a Robben bajando el balón con la mano.
El Scratch trató de recortar distancias con más ímpetu que juego y nunca crearon situaciones de verdadero peligro en el arco de Cillessen. Tampoco tras los tres cambios realizados por Scolari.
Los detalles de Oscar no bastaban. Brasil fue perdiendo aire y Holanda hizo el 3-0 por medio de Wijnaldum en el tiempo de descuento, al rematar sin marcación un centro por la derecha. La jugada se generó en el centro del campo con una falta no cobrada contra un brasileño.
Holanda, finalista hace cuatro años en Sudáfrica, y subcampeona en 1974 y 1978, recibió su medalla de tercer lugar.
El equipo de Van Gaal mostró una merma física tras jugar 120 minutos en sus últimos dos partidos, pero se vio beneficiada por un equipo brasileño sin tanto desgaste pero abatido mentalmente.
Con la entrada en tiempo de compensación de Michel Vorm, el tercer arquero, Van Gaal se convirtió en el primer técnico en la historia mundialista en utilizar a su plantel de 23 jugadores.
La afición local mostró su apoyo a los jugadores, pero criticó al técnico. Al inicio del encuentro la torcida recibió con una calurosa ovación a los jugadores, sobre todo a Neymar, quien saludó al percatarse de la ovación que recibía cada vez que la cámara lo enfocaba y su imagen se proyectada en los videomarcadores.
Los aficionados, en cambio, abuchearon a Scolari cuando se mostró su imagen en las pantallas y también fue crítica cuando se mencionó el nombre del delantero Fred, hoy suplente.
La derrota ante Holanda puso fin a una de las peores copas del mundo en la historia de Brasil, que acumuló varios registros negativos.
En los siete partidos disputados en la cita, el equipo anfitrión recibió 14 goles –el mayor número registrado por un equipo en mundiales desde México 1986, después de Bélgica, que recibió 15 tantos. Nunca antes al país pentacampeón le habían clavado tantos goles en una justa del orbe.
Y hay más: las 10 anotaciones encajadas en los últimos dos partidos son equivalentes al total de tantos recibidos por el Scratch en sus 17 partidos anteriores. Además, Brasil debió lamentar haber terminado su Copa del Mundo con un saldo negativo de tres tantos, algo que jamás ocurrió antes.