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Se quedan aquí ante la violencia en Tamaulipas, dice director de albergue

Bonanza y seguridad hacen de Monterrey destino de migrantes

El problema es que no hay apoyo oficial para atenderlos: Villarreal Ríos

Corresponsal
Periódico La Jornada
Jueves 10 de julio de 2014, p. 15

Monterrey, NL, 9 de julio.

La inseguridad que afecta al estado de Tamaulipas, en la frontera norte de México, convirtió a la ciudad de Monterrey en destino de cientos de migrantes que cada semana buscan llegar a Estados Unidos, cuando antes sólo era lugar de paso.

Lo anterior, aunado a la bonanza económica de Nuevo León –en comparación con el vecino Tamaulipas–, ha ocasionado un flujo creciente de centroamericanos que permanecen en la entidad en lugar de cruzar a territorio estadunidense.

Monterrey es la segunda ciudad-destino en cuanto a migración interna, únicamente detrás de la ciudad de México; recibe a personas de todos los estados del país, particularmente Tamaulipas, San Luis Potosí y Veracruz.

El pasado primero de mayo, 12 autobuses con cerca de 600 migrantes hicieron una parada en el albergue Casa Nicolás, ubicado en el municipio de Guadalupe, para tomar un descanso en su camino a la frontera norte; en ese lugar al menos la mitad de los viajeros decidió concluir su viaje.

Aunque se lleva una estadística de quienes se alojan en los albergues, cifra que se ha mantenido entre 300 y 400 personas en los dos años anteriores, se ignora cuántos viajeros se quedan a residir en Nuevo León.

Hay un número creciente, por lo que hemos visto y por lo que ellos mismos (los migrantes) comentan, o porque buscan trabajo; a algunos volvemos a verlos semanas o meses después, pero no tenemos un conteo, señaló Luis Eduardo Villarreal Ríos, director del refugio.

Dijo que la mayor seguridad que se percibe en Monterrey, donde ya no se siente la presencia del crimen organizado como hace dos años, anima a los caminantes a volver ésta su ciudad de residencia.

El problema, señalan especialistas, es que las autoridades locales carecen de políticas de atención integral a la migración y no apoyan a los centros que sí cuentan con ellas, pero no con recursos para aplicarlas.

La delegación del Instituto Nacional de Migración (INM) se dedica por completo a tareas de control, pero no presta apoyo social a esta población vulnerable, que termina sufriendo hostilidad, señaló Maricela Hernández, politóloga y colaboradora de Casa Nicolás.

En el caso de las mujeres migrantes, mexicanas o extranjeras, el abuso sexual es el problema más común que enfrentan, y ocurre también en Monterrey, aunque en menor medida que en entidades como Chiapas, estado de México o Tamaulipas.

Monterrey cuenta con otro albergue, la Casa del Migrante Santa Martha, dependiente del gobierno estatal con capacidad para 50 personas.

En cuanto a menores de edad, si éstos llegan al albergue oficial son remitidos al Centro Capullos, que depende del DIF, donde se concentran los niños de 0 a 17 años en situación vulnerable; los extranjeros son deportados a su país de origen con apoyo del INM.