Progresión, álbum de Javier Álvarez, en imagen de 2008, será presentado hoy en la Fonoteca Nacional María Luisa Severiano

Descubrir los secretos de la estructura de la maquinaria musical es la principal motivación que subyace en la obra del compositor Javier Álvarez (DF, 1956).

Digamos que si hay músicos-poetas, músicos-arquitectos y músicos-mecánicos de auto, yo estaría entre el mecánico y el arquitecto. Me gusta la maquinita, el mecanismo. Siempre me ha causado mucha curiosidad cómo hace uno para que funcione una cosa, cómo se hace para que un edificio se quede en pie, explica.

Me interesa el mecanismo; muchas de mis obras parten siempre de la idea de cómo puedo hacerlas. Por lo general, sé qué es lo que buscó, lo que ignoro es cómo lograrlo. Lo que me apasiona es, definitivamente, la construcción.

Cuatro vertientes

Entrevistado a propósito de su álbum Progresión –que hoy será presentado en la Fonoteca Nacional, a las 19:30 horas– Javier Álvarez, también docente, galardonado en 2013 con el Premio Nacional de Ciencias y Artes, afirma que para él era ya indispensable reunir en un solo material fonográfico una visión retrospectiva de su quehacer.

La mayoría de su trabajo está dispersa en grabaciones de varios intérpretes y, hasta ahora, sólo contaba con dos discos dedicados íntegramente a su labor creativa, los cuales, sin embargo, no ofrecen una perspectiva completa y profunda de la misma.

Tal situación, a su decir, ha imposibilitado que se perciba la conexión existente entre sus diversas obras y que, por tanto, se mantenga una idea equivocada sobre él como autor.

La percepción generalizada es que soy un compositor ecléctico que va de un lado para otro, pero en realidad sí existe un hilo conductor en mi trabajo, porque soy la misma persona con las mismas preocupaciones, explica.

Para Javier Álvarez, quien es considerado “el compositor mexicano más interesante de su generación, esta confrontación con su quehacer producido a lo largo de las recientes tres décadas, contenido en el citado material fonográfico, resulta reveladora, como si se tratara de un álbum fotográfico o un diario personal.

Uno permanece siendo el mismo con los años, pero va cambiando el talante. Uno va cambiando en estados de ánimo, maneras de hacer y a veces de inquietudes, aunque al final sigue siendo el mismo artista, señala.

Progresión, álbum de Javier Álvarez, en imagen de 2008, será presentado hoy en la Fonoteca NacionalFoto María Luisa Severiano

Ha sido interesante ver que si bien algunas de las piezas, o muchas, parecen venir de estilos divergentes, que no tienen unidad estilística particular, es posible encontrar en ellas los elementos que me han causado siempre curiosidad: el ritmo, el timbre, el color tímbrico, la cuestión de una música que va con cierta velocidad.

En su opinión, el artista se distingue por decir las mismas cosas, aunque de manera diferente, novedosa.

Es un matiz tenue pero interesante, porque si bien hay algunas obras que hubiera hecho ahora diferentes, sigo reconociendo que se mantienen las mismas ideas. Eso está padre, porque, a través del tiempo he encontrado maneras novedosas para, desde mi punto de vista, decir lo mismo que siempre me ha interesado.

Progresión está integrado por cuatro discos compactos en los que se da cuenta de los diferentes géneros en los que Javier Álvarez ha transitado desde los años 80 del siglo pasado hasta la fecha.

Uno está dedicado a conciertos para solista y orquesta; otro a obras para percusión; el tercero a piezas electroacústicas mixtas, para instrumentos y electroacústica, y el último es de música de cámara.

Son las cuatro direcciones donde más he hecho cosas. Tengo piezas para cine, aunque no están incluidas aquí, comenta. Me resulta difícil definir cuál de esas vertientes me es más natural o en la que me siento más cómodo, todas me generan el mismo cariño, pero no todas tienen la misma inmediatez.

Pero si tuviera que quedarse con una de esas cuatro sería con la electroacústica, porque en ella se siente particularmente en casa o bien con la música para percusiones, la cual le ha apasionado siempre sobremanera.

Progresión será presentado por el compositor Mario Lavista, la musicóloga Yael Bitrán y el musicólogo y compositor Aurelio Tello, así como el crítico Juan Arturo Brennan. Además, habrá interpretación en vivo de obras de Álvarez a cargo de Ricardo Gallardo (director de Tambuco) y la arpista Mercedes Gómez. La cita es en Francisco Sosa 383, Coyoacán.