Río de Janeiro, 8 de julio.

Quemas de autobuses, incidentes violentos y pleitos se produjeron la noche del martes en varias ciudades de Brasil, tras la paliza que recibió la selección frente a Alemania, reportaron fuentes policiales y el departamento de bomberos.

Hasta el cierre de esta edición se habían reportado 23 autobuses incendiados, la mayoría en Sao Paulo. Los disturbios que se presentaron en varias ciudades brasileñas incluyó asaltos, peleas y ataques contra vehículos, mientras que la policía reportó 25 detenidos. El diario Folha de Sao Paulo informó de la quema de 20 vehículos al sur de la ciudad, en un garage donde se almacenaban vehículos en desuso. Tres más fueron quemados en otras zonas de la capital.

En Río de Janeiro, la policía reportó un asalto colectivo durante el partido, y al menos siete personas fueron detenidas por robos en el Fan Fest. Trascendió que tras el quinto gol, cientos de personas empezaron a correr desde la playa de Copacabana hacia las calles en una estampida inexplicable que generó pánico y tensión.

También se reportaron algunos incidentes en las ciudades de Salvador de Bahía y Recife, en las que hubo varias peleas en zonas de gran afluencia, lo que obligó a la intervención de la policía.

En Belo Horizonte, ciudad sede del partido, inició un choque entre la policía y aficionados que veían el partido en pantallas fuera del estadio Mineirao.

Mientras la canciller alemana Angela Merkel apuraba su regreso desde China a Berlín para ver la semifinal, la presidenta brasileña, Dilma Rousseff, se declaró tras el juego muy triste y dijo sentirlo inmensamente por todos nosotros, hinchas, y por nuestros jugadores.

Mucho más severa fue la prensa brasileña que exhibió de inmediato su decepción en las páginas de Internet con titulares contundentes como Masacre, Humillación histórica o Vergüenza. El prestigioso diario Folha de Sao Paulo abría su edición digital con la palabra Masacrados, en letras mayúsculas, mientras que Lance tituló: Mayor vergüenza de la historia.

Algunos expertos aseguran que el Mineirazo no llega a la amplitud del Maracanazo, pues en 1950 sentíamos que había un equipo imbatible y perder en el Maracaná era impensable. Hoy no, por el contrario, sabíamos que teníamos una selección con varias fallas, dijo el analista Michel Castellar, de Lance.

Esto es algo completamente imprevisible. Muy triste, lloraba Milton, de 36 años. Es decepción y rabia, mucha rabia. Uno puede perder, pero perder siete a uno. ¡Siete a uno! Es peor que en 50, dijo impotente Evanildo, de 62 años.

Este es un país de mierda. Lo único que tenemos es el futbol y el carnaval. Ahora ni eso, disparó Carlos, un abogado de 38 años.

En sus barracas de tablones de madera, muchos vecinos del asentamiento Esperanza, a 40 kilómetros de Brasilia, apagaban los televisores antes del final. Ya no puedo ver más, dijo una mujer entre lágrimas. ¿Para qué gastar tanto en los estadios, en traer la Copa del Mundo a Brasil? Para ganar nada, lamentó María José Costa Almeida, de 35 años

La otra cara de la moneda se vivió en Berlín. Cientos de miles de hinchas celebraron en las calles de toda Alemania. ¡Muy orgulloso de ellos!”, escribió en Twitter Jürgen Klinsmann, ex entrenador de la selección.

¡Es increíble, totalmente increíble! ¡Ya somos campeones!, celebraba Sandro, uno de los miles de aficionados que siguió el encuentro frente a las pantallas gigantes junto a la emblemática Puerta de Brandemburgo. “Vamos a ser campeones del mundo. Le ganamos 4-0 a Portugal, 7-1 a Brasil, dijo a pocos metros Lenna, quien con sus amigos vio cada partido en la Fan Fest de Berlín.

El pitido final fue celebrado con más petardos y la edición online de los diarios comenzó a reflejar ya la jornada histórica. ¡Y ahora que venga Holanda!, tituló el diario Bild. Gracias, los queremos, añadió en otro titular. ¡7-1! Alemania vive una victoria histórica ante Brasil, señaló a su vez Der Spiegel.