Opinión
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México SA

Gurría se quedó corto

México: un siglo más

El último de la OCDE

P

arece que se quedó corto el siempre optimista y propositivo José Angel Gurría, en funciones de secretario general de la OCDE, quien en días pasados tuvo a bien informar a la mexicanada que deberían transcurrir 36 años para que su ingreso fuera equivalente al que hoy obtienen, en promedio, las demás naciones que conforman la citada organización, catedral del neoliberalismo.

Dijo Gurría (ver México SA del pasado 3 de julio) que tal bienestar se registraría allá por el año 2050, y que el cálculo no era una cuestión de optimismo o pesimismo, sino producto de un análisis objetivo. Pues bien, analistas más serios que el susodicho consideran que “al ritmo actual de la economía mexicana, nos tomaría un siglo alcanzar a nuestros ‘pares’ de la OCDE, toda vez que requerimos crecer de manera constante a ritmos de 5 por ciento anual”, cuando menos, de tal suerte que las ya famosas reformas ni de lejos resultan suficientes para alcanzar tal cota. Por ello, lo conducente es transformar la economía.

Los analistas de Consultores Internacionales subrayan que México ocupa el último lugar dentro de los países miembro de la citada organización, con un ingreso promedio de poco más de 13 mil dólares por habitante, mientras en Estados Unidos se registra uno de 46 mil 195 dólares y el promedio de todos los países miembros del organismo es de 32 mil 22 dólares.

Lo anterior implica, según cálculos de la organización a cargo de Gurría, que de continuar nuestra economía con tasas de crecimiento de alrededor de 2.5 por ciento anual, como ha sido casi el promedio en las últimas cuatro décadas, tomaría un siglo alcanzar el promedio actual de la OCDE. En caso de que de alguna manera pudiéramos elevar el ritmo de crecimiento anual a 4.3 por ciento alcanzaríamos el promedio actual de la OCDE en 50 años. Esta, por cierto, es la estimación de la Secretaría de Hacienda, que prevé que para 2015 México alcance una tasa de crecimiento de alrededor de 5 por ciento, aunque este no es el problema. Hemos alcanzado en otros años una tasa de crecimiento incluso superior, pero no ha sido posible mantenerla por un periodo mayor a cuatro años.

Ese es el panorama, el cual, desde luego, no considera la abismal diferencia de ingresos que reporta México ni mucho menos la pavorosa concentración de la riqueza. Se trata sólo de promedio, porque de otra suerte los cálculos de la OCDE avalarían el cuento de que los barones mexicanos de Forbes obtienen el mismo ingreso que los más desamparados.

Consultores Internacionales indica que para elevar la tasa de crecimiento no bastan las reformas, sino realizar toda una serie de ajustes en nuestra economía, de tal manera que se eleve la tasa de crecimiento potencial, lo que podría hacer que se mantuviera alta por un largo tiempo. Estos ajustes implican una revisión a fondo de la reglamentación, para simplificar trámites y fomentar la formalización de la actividad económica. Asimismo, urge encontrar la forma de detener la corrupción y hacerla menos atractiva mediante severos castigos a quienes incurran en esta práctica, que irían desde la cárcel, por un periodo que desaliente esta práctica, aunado a la pérdida del patrimonio de la persona corrupta y el de su familia.

De igual forma, propone, es necesario continuar con las políticas de desarrollo social que conduzcan a la eliminación gradual de la pobreza, no mediante transferencias, como hasta ahora, sino mediante la generación de empleo bien remunerado, con acceso a la seguridad social y la posibilidad de tener una pensión en el futuro. Esto permitiría una mayor inclusión de los ciudadanos en la sociedad y en el sistema de producción. Adicionalmente, es necesario fomentar la acumulación de capital social, para lo cual se requiere que los ciudadanos confíen en sus instituciones.

No de menor importancia, señala, se encuentra la necesidad de diseñar políticas públicas que favorezcan la movilidad social, la cual es casi inexistente. La mayoría de los adultos que trabajan no tiene una mejor posición, ni salario, ni un acervo de riqueza mayor al de sus ancestros, y sus hijos no esperan un nivel superior de vida, lo cual indica un nivel de desánimo casi generalizado.

Mayor capital social y el puntual castigo a la corrupción motivarían a que las personas confiaran más en sus instituciones. Entre ellas mencionamos a la autoridad hacendaria, lo que podría llevar a que la gente estuviera más dispuesta a pagar impuestos, porque tendría confianza en que no se los va a robar nadie y puede elevarse la calidad de los servicios públicos. Uno de los elementos imprescindibles de la movilidad social es la calidad de la educación y la mayor permanencia de los niños y jóvenes en el sistema educativo, de manera que salgan mejor capacitados y sean capaces de elevar su productividad para exigir un nivel de percepciones mayor al actual.

Para crecer más rápido y alcanzar el objetivo de crecimiento sostenido con estabilidad, que promueva un mayor nivel de bienestar, no será suficiente con aprobar las reformas pendientes; es necesario instrumentar correctamente la puesta en marcha y aplicación de las mismas, con sus leyes secundarias acordes con el objetivo de eliminar trabas al crecimiento, para luego pasar a un proceso de revisión de todos aquellos pequeños detalles que frenan la inversión y promueven el desaliento social. Son muchos los aspectos que la población espera que mejoren, de tal forma que se vayan saldando los adeudos del sistema con la población y se eliminen los rezagos.

Entonces, el secretario general de la OCDE se comió medio siglo de un plumazo. Los mexicanos no deberán esperar 50 años para igualar su ingreso promedio con el de las demás naciones pertenecientes a esa organización, sino cien, si es que el país aguanta.

Las rebanadas del pastel

De la lectoría, y la aplastadora presencia de los barones Forbes: en el Valle del Mezquital crece el conflicto social, pues indígenas de Santiago de Anaya, en Hidalgo, exigen el pago de daños a sus viviendas que les provocó la cementera de Carlos Slim y Antonio del Valle que se instaló en el lugar desde hace más de dos años.El daño ecológico en la zona es otro de los motivos del conflicto, pues los indígenas fueron engañados por el presidente municipal, el panista-priísta Fidencio Gachuz: les prometieron una empresa agroindustrial, y en los hechos les plantaron una cementera. Ahora sus cerros están devastados por la extracción de calizas.

Twitter: @cafevega