La memética ha sido desarrollada, al parejo de Richard Dawkins, por otros investigadores como la sicóloga Susan Blackmore, el antropólogo Ted Cloak, el etólogo J.M. Cullen y los filósofos Daniel Dennett y Donald Davidson se basan en tesis de C.J. Lumsden y Edward O. Wilson, y en estudios del genetista Luigi Luca Cavalli-Sforza. Todos ellos, nucleados por la idea de la transmisión y evolución cultural.

Dawkins compara la evolución biológica y propone que los memes deben ser considerados como estructuras vivientes. Pueden agruparse formando macromemes, sistemas estructurados e interrelacionados que integran objetos culturales complejos como una lengua o una mitología.

Gabriel Pérez Salazar afirma que “algunos de los autores que han trabajado los antecedentes del meme tocan el asunto de la notación musical. Esto nos lleva a un problema en su definición: ¿Cuál es la unidad mínima? ¿Es una tonada un meme? Pues en la medida en que esté siendo replicada podemos pensar que es un meme. ¿Y una canción completa? Pues posiblemente en la medida en que esté siendo replicada también. Y si nos vamos para abajo: ¿Es la nota una unidad cultural replicable? Posiblemente, pero aquí el asunto está en el sentido”.

La medicina se ha interesado en el tema. Un texto de Mirian Martelete, albergado en el sitio de la Asociación Uruguaya para el Estudio del Dolor, consigna que la memética “iniciada como una teoría exótica, el asunto se tornó tan serio que ya existe un meme lab en el Imperial Collage School of Medecine, en Londres, y el curso ‘Genes, memes, y diferencia cultural’ en la Australian National University (...) En medicina, meme es un término particularmente apto para conceptos de enfermedad que induzcan dolencia sicosomática”.

A pesar de haberse infiltrado en varias disciplinas, la memética no es aceptada de forma irrestricta, ni siquiera entre los evolucionistas. Se le critica a Dawkins un innecesario paralelismo entre las ciencias naturales con el mundo de la cultura. Uno de sus detractores es Marvin Harris.