Evaristo Galarza es el máximo rescatista de la música de la región de Huetamo, Michoacán
No quisiera ganar más dinero, sino que se bailara y tocara bien
El también violinista, de 82 años, es junto a Azucena Galván, bailarina de son de tabla de 71 años, tesoro humano de verdad
, aseguran los asistentes a un restaurante de comida típica, en la que hicieron una presentación
Ambos dan clases en la Casa de Cultura de la localidad
Domingo 29 de junio de 2014, p. a15
Huetamo, Mich., 28 de junio.
A doña Azucena Galván, de 71 años de edad, nunca le ha dado pena bailar y a Evaristo Galarza, de 82, siempre le da por sacar su violín para alegrar el momento; por eso, la mañana del pasado martes platicaron y se entusiasmaron al recordar fiestas y gente y, por ello, dieron una muestra de lo mejor de ellos: el movimiento y el sonido.
Se mantienen fuertes y con ganas de vivir, de enseñar lo que han aprendido desde que tienen memoria.
Llegaron al restaurante Casa Vieja, de cocina típica, donde la base es el maíz. Comieron y fueron presentados por autoridades del pueblo. Ellos son tesoros humanos de verdad
, comentaron los presentes.
Don Evaristo elabora tamboritas, que son pequeños tambores de una madera que llama parota. Manda a uno de sus hijos por ella, pero si ésta llega verde hay que esperar a que se seque, lo cual puede tardar siete meses. Después, el proceso es de un mes.
Compositor de minuetes
Con modestia, aseguró que sólo interpreta un género de música, pero en realidad es el máximo rescatista de la región. Maneja un género que se llama minuete, música que acompaña a los niños cuando mueren. Es una melodía muy fina que expresa el dolor, la angustia de los padres. Es una ofrenda que le hacen a Dios por medio de un hijo muerto. Es un hacedor de minuetes compuestos por él, por sus familiares u otras personas.
En el más reciente encuentro de músicos de la Tierra Caliente, de cinco estados, efectuado en Huetamo, le entregaron un reconocimiento y dio un curso de minuetes.
A su lado escuchaba Azucena Galván, especialista del baile de son de tabla. Ella y el violinista trabajan en la Casa de la Cultura de esta ciudad, en la que las autoridades persiguen el fin de que los niños y los jóvenes aprendan de ellos.
Azucena dijo que es natural que a su edad se canse un poco cuando baila. En este baile se cuelgan los brazos, que deben ir hacia abajo. Esto del baile lo traigo en la sangre por mi papá. Mi abuelita me platicaba de cómo era antes y yo a la edad de ocho años tenía una amiguita de nombre Soledad, que iba a jugar conmigo y yo le decía que bailaráramos. Puedo afirmar que me enseñé a bailar solita, sólo de ver. Yo solita bailaba en la pobre casa de ustedes. Bailaba el gusto. Después ya de señorita, de grande, en bodas iba a la casa del novio porque me invitaban. Iba con unas amigas para bailar y a ver cómo salía. Lo bailé bien, gustó, y por ahí me fui bailando; sigo... hasta ahorita. La música de aquí yo la adoro, pero no la música moderna, porque siento que es perdición. Ya no estudian porque van a las discos y a lo otro, y ya. Es todo. Lo regional es familiar. El baile para mí es una cosa sagrada. Para enseñar tengo mucha paciencia. Hay gente a la que le es difícil aprender, pero conmigo se enseñan.
A sus clases se inscribían unos 20 niños, pero no todos eran regulares en la asistencia, por lo que las autoridades hablaron con profesores de escue- la para que enseñara a los alumnos, para que los niños tuvieran noción del baile y de la música. La idea es que si en la infancia se tiene contacto con esas manifestaciones en la adolescencia no las van a rechazar.
Así, la señora Azucena ha ido a jardines de niños para que lo pequeños vean el baile de tabla. Este plan sigue.
Evaristo es famoso porque siempre ha abierto las puertas de su casa en las tardes, en Purechucho, para quien quiera aprender; él enseña gratis a tocar violín. No cobra ni un cinco.
Propuesto al Premio Eréndira
La Casa de la Cultura lo propondrá para que reciba el Premio Eréndira, que es el reconocimiento más importante de las artes en Michoacán. Ya ha sido candidato dos veces.
Durante un concierto de Tania Libertad, el pasado martes en el centro de Huetamo, hubo una muestra de baile y música regionales, pero eso no gustó a don Evaristo y a su grupo. Él es la autoridad en la materia y su juicio pesa. No hay rivalidad entre los músicos y bailarines, pero sí el orgullo de reconocer la calidad.
Sobre el trabajo, don Evaristo lamentó que hay a quienes se les hace caro pagar mil 300 pesos la hora. Pagan según la amistad, pero todos los músicos que tengo son maestros, solamente yo no soy maestro, ni nada, pero estoy contento. Yo no quisiera ganar más dinero, sino que se bailara y se tocara bien. Anoche estuve en el concierto. Fui a ver. Así se va a acabar la música regional, con eso de que anuncian que van a estar los mejores... Para qué les digo. Mi armonía, mi son, es más arrebatada
.
Ha recibido reconocimientos de la Universidad Michoaca- na de San Nicolás de Hidalgo, del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes y otras instancias. Ha competido con músicos regionales que se han comercializado y son, por ello, más conocidos. En ese sentido, don Evaristo no se ha dejado tentar y no se ha vendido.
En las fiestas le piden piezas que son comerciales. “De todo debe uno saber y si las piden las toco, pero eso no es música de raíz. Me sé como 30 o 40 sones, algunos no tenían nombre. El maestro Tiburcio y yo les pusimos su nombre. Esta música se escuchaba en todos los cerros. En las fiestas, en las bodas, se alargaban y pedían más música. Hasta las 12 de la noche. Y yo les decía que no se durmieran. En ese entonces no había reloj y nomás veíamos al cielo, a las estrellas.
“Mi padre bailaba la tabla. No crean que lo hacía como éstos, no; daba vuelta. Aquí, en cada barrio había un bailador y no hacían ruido nada más. El Chino Téllez era famoso; usaba unos huarachitos delgaditos y su gracia era que se paraba en la punta de los pies. Daba saltos. Tocaba la guitarra panzona.”
Por su parte, Francisco Cortés, presidente del Consejo de Cultura del Municipio, expuso que Evaristo aceptó una propuesta y presentó un proyecto titulado Rescatando Nuestra Identidad, que se plasmó en un disco compacto con 20 temas musicales. La idea es que quede grabado este legado, porque Evaristo es nuestro tesoro musical regional. Pareciera que esta música se quiere olvidar entre los jóvenes, pero hemos visto que se está retomando el gusto por ella.