Abrió la muestra Los hombres del alba
Martes 24 de junio de 2014, p. 7
Figuras inasibles, fantasmales, acaso inexistentes, sombras perdidas en el tiempo. Son esos los personajes a los que alude el pintor Pablo Rulfo (DF, 1955) en Los hombres del alba, exposición con la cual rinde homenaje al poeta Efraín Huerta por su centenario que se cumplió el 18 de junio.
Inaugurada el sábado pasado en el Centro Cultural Casa Talavera, la muestra incluye un políptico de 10 obras realizadas al óleo y temple sobre lino, las cuales, a su vez, forman parte de la serie Hombre, que consta de 20 piezas y en la que el también diseñador gráfico trabaja desde hace varios lustros.
Las pinturas están muy lejos de ser ilustraciones o una lectura iconográfica de la poesía de Efraín Huerta (1914-1982). Su autor cuenta que comenzó a hacerlas mucho antes de leer el poema Los hombres del alba, de El Gran Cocodrilo.
Comencé a pintar a ese hombre luego de ver una fotografía de un tlachiquero. Es una imagen con la que me obsesioné y me persigue hasta la fecha. La he pintado decenas de veces y siempre me producía una serie de sentimientos que no podía expresar
, comenta en entrevista.
Fue hasta que leí el citado poema de Huerta que encontré que él le ponía nombre a esos sentimientos y emociones que yo sentía en mi pecho. Los nuestros, el suyo y el mío, son dos caminos paralelos que ahora dialogan a través de la imagen y la palabra
.
Sombras, recuerdos, todo, nada
Los hombres evocados por Pablo Rulfo son seres inacabados y vaporosos que parecen resquebrajarse o desaparecer ante la mirada. Hombres, según el artista, que lo representan a él, pero también a todos.
Son sombras, reflejos, recuerdos, todo, nada; seres inacabados porque, al final, así somos todos, nunca terminamos de construirnos. Cada una de las pinturas demanda su propio proceso, tiempo y manera de hacerse. Mi pintura es como asomarse por una ventana: ni yo sé lo que pasará detrás de ella
, subraya.
“Es una concepción filosófica y emocional de la pintura. No es un planteamiento pictórico muy formal; huye de las formalidades, de cualquier idea preconcebida. Lo único a priori es que voy a seguir este personaje de por vida”.
La inauguración de Los hombres del alba estuvo a cargo de los hijos de Efraín Huerta, Andrea, Eugenia y David. Este último, también poeta, celebró el maridaje entre poesía y pintura, que confiere un aire fresco y revitalizante a las dos expresiones.
David Huerta agradeció a la Universidad Autónoma de la Ciudad de México (UACM) y a Casa Talavera la organización de este homenaje al poeta, y consideró que ese recinto es el mejor sitio para una exposición de tal naturaleza, pues está enclavado en el corazón de La Merced, lugar muy cercano a su padre y ligado plenamente a Los hombres del alba.
El acto también incluyó la lectura de dos poemas de El Gran Cocodrilo, el Cuarto canto de abandono y Los ruidos del alba, por Renata Vega y Daniel Moctezuma, alumnos de esa institución de educación superior.
El Centro Cultural Casa Talavera se ubica en la calle República del Salvador 187, 189 y 191, esquina con calle Talavera número 20, Centro.