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Desarrollo sustentable y discurso oficial
E

l diario El País, el más importante de España, con edición especial para América Latina, organiza encuentros de empresarios y funcionarios de varios países latinoamericanos. Recuerdo el celebrado en Brasil, luego otro hace tres meses aprovechando la visita a Madrid del presidente colombiano, Juan Manuel Santos, quien le abrió las puertas al gran capital español para que, entre otras cosas, construya carreteras y obras públicas diversas. Recientemente repitieron la fórmula aprovechando la visita del presidente Peña Nieto. Ahora le tocó a Puerto Rico. En todos esos encuentros participan los dirigentes de las empresas españolas más importantes y con intereses en el nuevo mundo.  Por supuesto, el diario, ahora convertido en férreo defensor de la monarquía, publicita en sus páginas las intervenciones de los funcionarios y los hombres del dinero. Ofrece además a los lectores un suplemento especial sobre las posibilidades de inversión del país en turno.

Con motivo de la visita de Peña Nieto, abundaron los elogios al mandatario y a sus reformas, destacadamente la energética. El suplemento especial de 16 páginas lo titularon El despertar de un gigante, un país que está ante una nueva revolución gracias a las políticas emprendidas por el gobierno y que conseguirán, entre otras cosas, una de las entradas de capital más grandes de la historia, abrir las puertas a la competencia en áreas clave, eliminar las barreras que impiden lograr que seamos la décima potencia mundial, con un crecimiento de 5 por ciento al año, el doble que las últimas tres décadas. Todo esto en momentos en que, se asegura en el suplemento, las perspectivas de la economía de Brasil no son halagüeñas, lo que hace que el viento vuelva a soplar a favor de México, al que llegará inversión nunca vista en busca de rentabilidad. Ante el alud de elogios, Peña Nieto alcanzó a decir que los Pactos de la Moncloa lo inspiraron para realizar los cambios profundos que ha propuesto.

Aunque el ministro de Economía español, Luis de Guindos, advirtió a Peña Nieto que los resultados de sus grandes reformas se verán a mediano y largo plazos, que los ajustes son dolorosos y pueden, incluso, generar rechazo, lo animó a seguir adelante, como lo ha hecho en España el gobierno de Mariano Rajoy para enderezar la economía que estaba próxima al colapso y caminar por la senda de la recuperación. Esta, como se informó recientemente, está muy lejos de llegar a la inmensa mayoría de sus habitantes. Al regreso del baño de elogios mutuos, se supo que el Banco Mundial reducía la tasa de crecimiento de México y también de Estados Unidos, lo que afectará a nuestro país.

Entre los anuncios madrileños cabe destacar la elevada inversión que Iberdrola (principal empresa eléctrica de España y ahora investigada allí por manipulación de precios) hará este sexenio en México: 5 mil millones de dólares. Con apenas una década entre nosotros es ya el segundo productor de energía. Mientras, la agencia de noticias Reuters advierte sobre las dificultades que las trasnacionales tendrán en México para hacer realidad la explotación del gas shale, en especial en los estados que hacen frontera con Estados Unidos. La agencia energética de nuestro vecino afirma que el potencial de hidrocarburos que existe en las profundidades de México es el séptimo a escala mundial, lo que atraerá inversiones multimillonarias. Pero Reuters advierte en cuanto al gas shale y el petróleo asociado que México apenas tiene alguna experiencia y muchos obstáculos. Destaca ausencia casi total de personal especializado y muy poca agua, cuando para extraerlos se necesita en grandes cantidades. Además de los posibles daños ambientales y a la salud pública por utilizar sustancias tóxicas en el proceso de extracción. Un asunto suficientemente documentado.

Como se advierte, el desarrollo sustentable, el crecer sin deteriorar el medio y la calidad de vida de las familias, seguirán en el discurso oficial. Pero la política real es convertir  a México en gran productor de hidrocarburos, en minerales, actividades que deterioran el medio ambiente y, en no pocos casos, enferman a la población.