Es un experimento fallido que no logra los objetivos buscados, opina Francisco
Sábado 21 de junio de 2014, p. 22
Vaticano, 20 de junio.
El papa Francisco condenó este viernes la legalización de las drogas por considerarla un experimento fallido, y sumó su voz al debate que se libra desde Estados Unidos hasta Uruguay.
Francisco declaró ante los miembros de una conferencia contra el narcotráfico efectuada en Roma que incluso los limitados intentos por legalizar estupefacientes no sólo son altamente cuestionables desde un punto de vista legislativo, sino además no consiguen los efectos deseados
.
Suministrar drogas a los adictos, agregó, equivale a rendirse ante el fenómeno
.
Permítanme afirmarlo inequívocamente. El problema del uso de drogas no se soluciona con drogas. Es un mal, y con el mal no se puede ceder ni comprometerse. Pensar que el daño puede reducirse al permitir que los adictos usen narcóticos de ninguna manera resuelve el problema
, comentó.
Francisco tiene años de experiencia atendiendo adictos en barrios pobres de la capital argentina, y con frecuencia ha clamado contra el consumo de drogas y los narcotraficantes que abastecen el mercado.
Pero sus comentarios del viernes marcaron las que han sido sus declaraciones más fuertes y claras dirigidas al movimiento que busca legalizar el uso recreativo de la mariguana, que en años recientes está cobrando fuerza, particularmente en Estados Unidos y América del Sur.
El uso recreativo de la mariguana ha sido legalizado en los estados de Colorado y Washington, mientras Oregon votará sobre el asunto este año.
En Argentina, país natal de Francisco, la posesión personal de sustancias de venta controlada ha sido despenalizada. En el vecino Brasil, las autoridades no castigan el consumo personal de drogas, si bien el tráfico y transporte de sustancias controladas es un delito. En diciembre, Uruguay se convirtió en el primer país en aprobar la legalización y regulación de la mariguana. Y el mes pasado despejó el camino para la venta legal de cigarrillos de mariguana en las farmacias.
Por raro que parezca, el zar antidrogas argentino, quien cree que Argentina merece sostener un debate sobre si se debe seguir el camino de Uruguay, es un sacerdote católico.
Pero Francisco cree lo opuesto. Cuando era arzobispo en Buenos Aires logró que sus sacerdotes abrieran centros de rehabilitación en los barrios pobres de Buenos Aires, donde la adicción a la pasta base de coca era desenfrenada.