María José Lavín presenta Territorios de piel
Viernes 20 de junio de 2014, p. a15
“La Venus posmoderna es una diosa violentada, atropellada, que ya no cuida a la familia, sino está más en el placer y la sexualidad. Ya no le interesa la progenie como en épocas anteriores. Por ello, la Venus de hoy no puede tener la densidad (matérica) de otros tiempos, sino debe dar la sensación de volatilidad”, expresa María José Lavín (DF, 1957).
La escultora habla con motivo de Territorios de piel, exposición montada en el Museo José Luis Cuevas.
En su esfuerzo, Lavín no está sola. Las 49 piezas de la muestra fueron intervenidas
, o inspiradas, por siete escritoras: Patricia Álvarez, Rosa Beltrán, Rocío Cerón, Ana Clavel, Ana García Bergua, Mónica Lavín y Cristina Rivera Garza. Cada quien se apropió
de su diosa particular desde la Venus anoréxica de Beltrán, cuyo ideal es ser como una Barbie, hasta la Venus ninfa de Clavel, con todo y tatuajes.
Lavín no sólo trabajó la cerámica de alta temperatura y el yeso, sino también las vaquetas con corte láser. Su hermana Mónica, por ejemplo, trata el borde de la piel. Un ombligo delimita el origen, nos imanta con las madres progresivas, con la comunión de los cuerpos que engendraron
, escribe. Mientras que algunas de las escritoras intervinieron las piezas físicamente, en otras ocasiones la artista trabajó con base en los textos de las autoras.
No se trata de una exposición de género, sino de hablar de nosotras desde nosotras mismas
, explica la entrevistada. “Como artista veo que es distinto lo que busca la mujer contemporánea. La propagación de la estirpe ha mudado en estos tiempos de hedonismo (como diría el filósofo francés Gilles Lipovetsky en La era del vacío). Trato de reflejar lo que pasa en las mujeres y verlo desde mí misma porque, por ejemplo, la Venus de Milo siempre estaba vista por los hombres”.
Ese tema nació de una residencia de trabajo en 2008, El efecto collage y la práctica artística contemporánea, en la Isla Contadora, Panamá. Teníamos que echar mano de lo que hubiera, entonces, empecé a hacer esculturas con las vendas de yeso (tienen una condición de existencia transitoria y al mismo tiempo de inmovilidad y curación). Eso detonó todo
.
Como también quiso trabajarlo en barro y piel, pidió apoyo al Fondo Nacional para la Cultura y las Artes y le fue otorgado.
En esa época también fue invitada a hacer una residencia, que hizo en tres partes, en el Centro de las Artes de San Agustín Etla (CaSa), en Oaxaca, otro detonador creativo
.
En el CaSa, paraíso cuya convivencia y interdisciplina genera colaboraciones
, entró en contacto con las escritoras que allí impartían talleres o realizaban residencias.
Territorios de piel termina el 29 de junio en el Museo José Luis Cuevas (Academia 13, Centro Histórico).