Las personas en situación de calle son las que están en verdadero peligro frente a las adicciones, pues no sólo utilizan sustancias muy dañinas y no hay eficaces acciones de rescate destinadas a este sector, pues no están incluidas en las discusiones de la academia.

Arturo Ortiz Castro, investigador del Instituto Nacional de Psiquiatría, explicó lo anterior en su ponencia Las personas en situación de calle: adicciones y el rol de la universidad, que presentó en el primer Congreso Internacional Universitario sobre Adicciones, que se celebró en la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).

El especialista señaló que cada año, según la OMS, se registran miles de modelos de prevención, intervención y tratamiento (dirigidos a pacientes adictos), y todos tienen tan sólo entre 30 y 60 por ciento de efectividad. Los modelos tienen su mérito, son interesantes y nos dan trabajo a los investigadores, pero tenemos que ir a los que de verdad están perdidos. Para quienes van a la escuela y tienen familia, existe alguna posibilidad de salir de las adicciones. Los que no tienen a nadie, no.

El investigador en Ciencias Médicas rompió con el esquema que imperó en este congreso al invitar a participar a dos jóvenes que hasta hace poco estaban en la calle y utilizaban inhalantes.

“Yo, la verdad, el alcohol nunca lo he probado; le metía al activo”, dijo El Manitas, a quien el investigador encontró una noche intoxicado debajo de la basura en las calles del Centro de la ciudad de México.

Vean el tipo de fondo que estos señores viven; fondos que a lo mejor nosotros en la vida jamás llegaremos a tocar, comentó Ortiz Castro. Por ello, consideró, la población en situación de calle vive la realidad de las adicciones de manera diferente al resto de los consumidores de drogas. Así que, dijo, quienes trabajarán con ellos como médicos, siquiatras o investigadores deben cambiar el enfoque y estar dispuestos a conocer y emplear tratamientos alternativos, que incluyen el reconocimiento del otro como persona y establecer una relación afectiva entre paciente y médico.

En cuanto a la formación de los especialistas que trabajarán con las personas en situación de calle y con problemas de adicciones, explicó Ortiz, faltan muchas cosas: Primero, entender que los eventos emocionales tienen consecuencias físicas; hay que quitarse los títulos antes de acercarse a ellos para crear confianza, hay que enseñar a los estudiantes y profesionistas de la salud mental y física a emplear intervenciones alternativas, a mirarlos a los ojos con humildad.