Percepciones
i en algo coincide la mayoría de los habitantes del este de Ucrania y, del otro lado de la frontera, la mayoría de los rusos, es que esas regiones del vecino país eslavo, escenario de cruentos enfrentamientos en Donietsk y Lugansk, no deben formar parte de la Federación Rusa.
De acuerdo con el Instituto Internacional Sociológico de Kiev –que cuando les conviene citan los canales de televisión afines al Kremlin–, 70 por ciento de encuestados en el oriente de Ucrania rechazan la independencia y su adhesión a Rusia, aunque demandan más derechos y autonomía dentro de Ucrania.
Esto confirma lo dicho por el presidente Vladimir Putin de que la situación en el este de Ucrania es muy diferente a la que había en Crimea –cuya anexión se debió a la necesidad geopolítica de impedir que la OTAN expulsara de la península a la flota rusa del Mar Negro, como acaba de reconocer el titular del Kremlin–, lo cual hace improbable ahí una intervención militar rusa.
Hoy por hoy, sólo 26 por ciento de rusos son favorables a la incorporación de las regiones del este de Ucrania, si bien 72 por ciento considera que esa zona debe ser reconocida como independiente y 59 por ciento opina que Rusia tiene que seguir apoyando a las milicias pro rusas. Hace apenas un mes 49 por ciento de rusos creía que, de vencer esa opción en un referendo, Rusia debería iniciar el procedimiento de adhesión.
Son datos de la más reciente encuesta del Centro Levada, con sede en Moscú. ¿Es acaso un centro financiado por el Departamento de Estado o por la CIA de Estados Unidos? Más bien recibe generosos subsidios del Kremlin, que cita con profusión los resultados de sus encuestas al dar a conocer con cierta regularidad los índices de aceptación de la política de Putin, 83 por ciento en su último sondeo de opinión.
El cambio en la percepción de los rusos de lo que ocurre en el este de Ucrania se debe a varios factores, según el Levada: el uso de un discurso más moderado por parte del Kremlin que, después de las elecciones presidenciales del 25 de mayo, habla de autoridades ucranias
en lugar de junta fascista que dio un golpe de Estado
y la saturación del tema de Ucrania en los canales de la televisión bajo control del Estado, cuya manipulación produce el efecto contrario (por poner un solo ejemplo: el cuerpo decapitado de un hombre supuestamente en Donietsk, cuando hace meses se difundió, con la misma imagen, la noticia de un pederasta condenado a muerte en Arabia Saudita).
Y no hace falta realizar otra encuesta para concluir que el cambio también es consecuencia de la repentina subida de precios en Rusia, parte del costo de la anexión de Crimea: basta con hablar con los vecinos y darse una vuelta por la tienda más cercana.
Así las cosas, la resistencia armada en el este de Ucrania se corresponde sólo con los anhelos separatistas de la minoría de sus habitantes, apoyada por Rusia para contrarrestar el respaldo de Estados Unidos y la Unión Europea a las autoridades de Kiev.