Opinión
Ver día anteriorViernes 6 de junio de 2014Ver día siguienteEdiciones anteriores
Servicio Sindicado RSS
Dixio
 
Penultimátum

Vicisitudes de una cantante de flamenco

H

ace un año, creyó que su calvario había terminado cuando los jueces la sentenciaron a dos años de cárcel y a pagar una multa de casi millón y medio de dólares por lavar dinero de origen ilícito. Protagonista de uno de los mayores escándalos mediáticos de los últimos tiempos en España, Isabel Pantoja sigue siendo la cantante flamenca que más admiradores tiene y a la que casi todo le perdonan, a la que aplauden miles en sus presentaciones, y a la que televisión privada y las revistas del corazón le pagan sumas considerables de dinero simplemente por dejarse entrevistar respecto de su carrera artística.

Pero sobre todo para que hable de su tragedia: entregarle el corazón a Julián Muñoz quien fue alcalde de la ciudad de Marbella, uno de los atractivos del turismo de playa de España. Ese alcalde montó toda una empresa para hacerse del dinero público, vender al mejor postor licencias de obras y favorecer a sus amigos y familiares. Y a su pareja por cuatro años: la cantante.

Pero, inconforme con la condena, la fiscalía que la acusó, pidió recientemente al Tribunal Supremo de España que le aumente la penalidad a tres años, tres meses y un día a fin de que la tonadillera vaya a prisión. Y además, que le dupliquen la multa. Con la sentencia de dos años no tiene por qué pisar la cárcel, pues carece de antecedentes penales.

La relación de la cantante con el funcionario fue una de las más explotadas por la prensa del corazón, esa misma que luego se ensañó con ella al grado que el presidente del máximo tribunal de justicia advirtió del peligro de que los juicios paralelos acaben mediatizando a los jueces aunque intenten sustraerse de la presión de ciertos medios. Y que la comparecencia ante los tribunales no debía convertirse en un linchamiento.

La parte acusatoria comprobó que la Pantoja ayudó a su pareja sentimental a lavar dinero ilícito. Millón y medio de dólares aproximadamente en cuatro años. Y que ella era consciente de lo que hacía.

Muy distinto piensa su abogado defensor, quien atribuye la colaboración en el lavado a que ella estaba enamorada de Muñoz. Culpó a las hormonas de Pantoja de la actitud que tuvo. Y agregó: Por todos es sabido que es un estado anímico que dificulta ver la verdad. Lo sabemos porque nos lo han dicho filósofos como Ortega y Gasset y también los científicos contemporáneos expertos en hormonas y endocrinología. En pocas palabras, la capacidad crítica de la cantante estaba mermada por su estado de enamoramiento.

En México, hace años quien fue importante funcionaria y defensora de los derechos de la mujer también entregó su corazón a un aventurero con suerte. Le concedió contratos y otros favores con cargo al erario. No fue sancionada. Por el contrario, ahora es responsable de la política social del gobierno federal.