A Brasil le preocupa más llegar a la final que la organización: FIFA
Lunes 2 de junio de 2014, p. 3
Sao Paulo, 1º de junio.
Cuando la FIFA designó en octubre de 2011 a Sao Paulo, la próspera capital económica de Brasil, como sede del partido inaugural, no se podía imaginar que a 11 días del Mundial, el estadio Arena Corinthians estaría sin acabar y con sectores cerrados al público.
Éste es el escenario que se encontraron los 40 mil espectadores que acudieron el domingo a presenciar el partido entre Corinthians y Botafogo, que empataron a un gol, el segundo y último choque de prueba antes de la cita mundialista, el cual transcurrió sin que se produjeran contratiempos en el área logística, según informaciones preliminares.
Se espera que las autoridades realicen una evaluación sobre el funcionamiento del flamante estadio, que ha costado unos 420 millones de dólares y fue el más atrasado entre los 12 que albergarán encuentros durante el certamen, que comienza el próximo jueves 12 de junio.
Para el choque del domingo fueron puestos a disposición 40 mil lugares, del total de 68 mil, por razones de seguridad
. El recinto funcionará a plena capacidad por primera vez en la inauguración del Mundial, cuando se enfrenten Brasil y Croacia.
El que estaba llamado a ser el examen final del Itaquerao, como se le conoce, es un ensayo parcial que no alcanzará de nuevo las exigencias de la FIFA. La entrega del estadio estaba prevista inicialmente para el 31 de diciembre de 2013. El máximo organismo del futbol tomó posesión del recinto el 21 de mayo, tras quedar muy descontento con la primera prueba oficial, que se había celebrado tres días antes con más de 36 mil 600 hinchas, y en la que se constataron numerosas fallas.
En aquella ocasión ninguna de las tribunas provisorias pudo ser abierta y la cobertura telefónica y de Internet fue deficiente. El techo estaba incompleto –era un día lluvioso y los aficionados se mojaron– y no funcionaron la iluminación exterior, las señalizaciones internas o el acondicionamiento de los caros palcos VIP.
El secretario general de la FIFA, Jeròme Valcke, sugirió el domingo que a Brasil le importa más jugar la final que organizar exitosamente el torneo.
En tanto, el presidente del organismo, Joseph Blatter, arribó hoy al país y anunció que su primer compromiso será un encuentro con la presidenta Dilma Rousseff, con quien, aseguró, comparte la responsabilidad por el evento.
Por otra parte, el periódico británico The Sunday Times publicó hoy que el qatarí Mohamed bin Hammam, entonces hombre fuerte en la FIFA, pagó 6 millones de dólares a otros dirigentes, con lo que Qatar ganó la sede del torneo de 2022.