ace unos 70 años el presidente Manuel Ávila Camacho apoyó a algunos artistas e intelectuales mexicanos para que realizaran sus obras e investigaciones. Con el objeto de difundir sus frutos, surgió la propuesta de que fueran a diferentes lugares de la República, así se podría compartir la cultura con todo el país y evitar su centralización. Con esta idea, en febrero de 1942 se creo el Seminario de Cultura Mexicana con 19 miembros, entre los que se encontraban Frida Khalo, Manuel M. Ponce, Ángel Zárraga, Luis Ortiz Monasterio, Mariano Azuela, Fanny Anitua, Julián Carillo y Manuel Sandoval Vallarta. Los seminaristas salieron a la provincia con el objetivo de desarrollar la cultura nacional. Para ellos era indispensable relacionarse con los encargados del interior del país; así nacieron las Corresponsalías que hoy son parte fundamental del Seminario. Su función es, como en un principio, propagar cualquier material cultural desarrollado en su entidad.
El Seminario abarca prácticamente todas las disciplinas: artes, humanidades, ciencias y ciencias sociales. Hay miembros pertenecientes a todas ellas. El notable cellista Carlos Prieto va con su delicado y voluminoso instrumento a ciudades y pueblos a dar conciertos; el arqueólogo Eduardo Matos les lleva los descubrimientos más recientes; el jurista Sergio García Ramírez los actualiza en las reformas constitucionales. Son fascinantes las charlas de las científicas: la astrónoma Silvia Torres Peimbert devela los secretos de las estrellas, la matemática Herminia Pasantes explica, entre otras, la relación entre las neuronas y el amor, y la química Norah Barba sorprende con los metales en los seres vivos, comenzando por nosotros. El arte está muy bien representado con el pintor Arnaldo Coen y así podríamos seguir con todos los miembros del Seminario, que actualmente suman 25, que, como misioneros van a difundir la cultura por todos los rincones del país.
Por su parte, las más de 60 corresponsalías que los convocan comparten sus riquezas locales. Hay que añadir que el Seminario tiene tres ilustres miembros eméritos: Hugo Gutiérrez Vega, Elisa Vargas Lugo y Luis Herrera de la Fuente. Y ahí no queda la cosa, ya que también hay algunos miembros honorarios y asociados, entre los que se encuentran Juan Ramón de la Fuente, Julieta Fierro y Ruy Pérez Tamayo, lo que constituye un ejército de seminaristas, abocados a difundir y recoger los ricos frutos de la cultura nacional en todas sus manifestaciones.
La institución organiza diversos actos culturales en su sede de la avenida Presidente Mazaryk 526, en los rumbos de Polanco. La primera exposición realizada por el Seminario de Cultura Mexicana fue presentada en el Palacio de Bellas Artes el 20 de noviembre de 1942. Esta costumbre no se ha perdido y frecuentemente hay buenos conciertos y magníficas exposiciones.
Recientemente se celebró en la hermosa ciudad de Taxco, Guerrero, el décimotercer coloquio nacional Cultura y Nación Hoy, con la presencia de miembros titulares, eméritos y representantes de 40 corresponsalías.
El marco no podía ser mejor, la primorosa ciudad que entre subidas y bajadas se desenvuelve alrededor de una de las grandes joyas del barroco mexicano: la catedral de Santa Prisca. Elisa Vargas Lugo dio una interesante conferencia magistral sobre los retablos, que son verdaderamente extraordinarios. Esa belleza sólo se puede llevar en el alma, pero sí pudimos traer una alhajita de plata con características muy barrocas.
La presidenta del Seminario, la escritora Silvia Molina, en su discurso de bienvenida mencionó que una de las premisas de este importante encuentro cultural a nivel nacional es el fortalecimiento de la cohesión social, principalmente en zonas donde más se requiere.
La gastronomía guerrerense estuvo representada con el afamado pozole, que degustamos como tiene que ser: ¡en jueves! El acompañante fue un excelente mezcal de la región.