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Ad limina apostolorum: los cuestionamientos de la Iglesia
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el 12 al 31 de mayo los obispos y arzobispos mexicanos realizan la visita ad limina apostolorum al Vaticano, la cual tiene por objeto informar al Papa –cada cinco años– el estado de la diócesis que gobiernan, esto con base en la ley fundamental de la Iglesia católica, el Código de Derecho Canónico (apartados 399 y 400).

En este contexto, el papa Francisco recibió en audiencia en la Sala Clementina del Vaticano a parte de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM), en la cual el cardenal José Francisco Robles Ortega, presidente de la CEM y arzobispo de Guadalajara, destacó en su informe el sufrimiento de muchos migrantes que son víctimas de robos, extorsiones, violaciones y muerte; refiriéndose también a la presencia y actividad del narcotráfico, mismo que ha causado la ruptura del tejido social, muertes, daños a la salud física y moral de la juventud y de algunas familias, argumentando que la base de estas oscuras realidades que vive nuestro país está arraigada en la corrupción, la impunidad y la ambición desmedida.

Días antes de partir al Vaticano –el 30 de abril pasado– los obispos emitieron el mensaje Por México ¡actuemos! (http://bit.ly/1kxH6dJ), en el que expresan su gran preocupación por el futuro del país, afirmando que “ante las recientes reformas constitucionales aprobadas, hacemos nuestras las inquietudes de nuestro pueblo y nos preguntamos de qué manera serán benéficas sobre todo para los que han estado permanentemente desfavorecidos…”

Añaden que sin educación de calidad no hay personas ni pueblos libres; que sin honestidad, veracidad y transparencia, los recursos seguirán siendo un botín de pocos o serán una nueva oportunidad para aquellos acostumbrados a depredar los bienes del país, que si la persona humana no está por encima del dinero, el dinero pondrá precio a cada persona; y que sin verdad y sin justicia, los monopolios sólo cambiarán de manos y la manipulación de la opinión pública y de los contenidos la definirán los intereses dominantes.

Nuestros obispos destacan que las reformas son necesarias en la búsqueda de un futuro mejor, pero hacen hincapié en que si no se reforma la mente, el corazón y la conciencia que genere una auténtica escala de valores, no habrá reforma que nos ayude a superar las intolerables desigualdades e injusticias sociales.

Bajo este escenario, el papa Francisco expresó que le quedaron preocupaciones serias sobre las condiciones en las que trabajan las diócesis en México, ya que están enfrentando problemas serios. Por ello, a través de un discurso entregado a los miembros de la CEM (http://bit.ly/1jOKzkh), el Papa aseveró que las múltiples violencias que afligen a la sociedad mexicana, particularmente a los jóvenes, constituyen un llamamiento a promover el espíritu de concordia a través de la cultura del encuentro, del diálogo y de la paz.

Agregó que la misión de la Iglesia no puede prescindir de los laicos, quienes son un instrumento valioso para edificar un mundo más justo y solidario, y que viven la fe en la familia, la escuela, las empresas, los movimientos populares, los sindicatos, los partidos políticos y el gobierno.

Cabe destacar que bajo el liderazgo del papa Francisco la Iglesia católica se ha cimbrado desde las bases y ha comenzado a volver a ser una comunidad del pueblo de Dios, donde los presbíteros, los párrocos y los obispos deben estar al servicio del pueblo de Dios.

Ejemplo de esto es que durante una conferencia de prensa, Eugenio Lira Rugarcía, secretario general de la CEM, dijo que en lealtad con muchas personas del pueblo mexicano, quienes les han compartido sus temores, el Episcopado Mexicano cuestionó al presidente Enrique Peña Nieto sobre los posibles beneficios de las reformas educativa, fiscal, política, energética y de telecomunicaciones.

Hoy, en el marco de una Iglesia crítica y participativa, que hace señalamientos sobre el liberalismo salvaje, tanto los obispos en México como el Papa en Roma externan su preocupación sobre la inseguridad y violencia que vive el país, cuestionan las reformas estructurales y plantean transformaciones en las que ubican a la persona como eje central; asimismo, proponen el restablecimiento de una educación de calidad, llamando a la sociedad en su conjunto, pero principalmente a los jóvenes, a una movilización basada en valores y principios a partir de la familia y con proyección en todas las actividades de la persona humana.

*Analista en temas de seguridad, educación y justicia

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@simonvargasa

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