Viernes 30 de mayo de 2014, p. a10
A 20 años de que el fuego del asado no se apaga, se convocó a un ágape para la conmemoración del suceso.
En nombre de los socios, Oswaldo Caldú se encargó de firmar las invitaciones para el festín del aniversario del Asado Argentino, comedero y crisol de culturas ubicado en la colonia Juárez, que el pasado fin de semana llegó a las dos décadas.
Como es el sello de la casa, se atendió bien, pero se comió y bebió mejor tras la entrega de reconocimientos al personal que ahí labora y que llega ya al menos a 10 años de servicios.
Caldú contó que entró junto con sus socios a los vaivenes del asunto de la comida y le dieron un sesgo colectivo. Nos gustaba cocinar y comer, y hasta ahí
, dice este argentino avecindado en México desde 1979, y que antes de llegar a donde está hizo faenas mil.
La carta del Asado se caracteriza por tener una variedad de platillos tanto de Argentina como de México, por dar un trato excéntrico a quienes ahí se desempeñan, que comienza por enfatizar el respeto que se deben entre sí los compañeros.
Aquí no se le mira el culo a la compañera
, explica Caldú, poseedor de sólida formación marxista consolidada durante su encarcelamiento en su natal Argentina, por lo que acepta la rebeldía de los trabajadores para defender sus derechos laborales, pues, dice, así sabrán defender sus derechos cívicos.
Caldú, contumaz conspirador contra el imperio, según su propia definición, hizo un breve recuento del devenir de su estableciminto, que, recalca, es un proyecto colectivo que tiene ya su retoño en otro restaurante al sur de la capital, donde se privilegia la ecología.
Ya los amigos de la casa, aquellos que pudieron cruzar el río ante el diluvio sabatino, dieron rienda suelta al movimiento mandibular y también al corporal, pues los Seis en Rumba y el quinteto de Paco Barrón aportaron lo esencial para el baile que fue de la rumba y el danzonete al arrabalero tango, para regocijo de la concurrencia.