La recaudación por el impuesto al consumo de productos del tabaco ascendió a 35 mil millones de pesos en 2013, pero debido a que por decisión de los legisladores el gravamen no se actualiza con base en la inflación, el monto representa una disminución de 1.3 por ciento real respecto de 2012.

Organizaciones civiles señalaron que ante este panorama, México “no tiene mucho que celebrar“ en el Día Mundial sin Fumar, que se conmemora el 31 de mayo y cuyo lema promueve el aumento de impuestos con el fin de reducir las enfermedades asociadas al consumo de tabaco.

Insistieron en que el gobierno federal debería excluir a los cigarros de la decisión de no subir impuestos en el resto del sexenio.

En conferencia de prensa, Francisco Javier López Antuñano, presidente de la Alianza para el Control del Tabaco (Acta) resaltó que con el cobro de impuestos se logra disminuir el consumo de las personas más pobres e impedir que los jóvenes se inicien en la adicción. Lo anterior, siempre que el gravamen represente 75 por ciento o más del precio total de los productos.

Comentó que, de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS) sólo 32 países, donde vive menos de 8 por ciento de la población mundial, cuentan con medidas fiscales de un nivel tan alto que contribuyen de manera efectiva a reducir la demanda. El especialista lamentó que México no esté en ese grupo de naciones.

Y no lo estará, mientras el impuesto se mantenga estático, como lo ha estado desde 2011 cuando empezó a cobrarse siete pesos por cajetilla y menos aún por la decisión de los legisladores de eliminar, a partir de este año, el gravamen a los productos del tabaco hechos a mano, comentó Érick Antonio Ochoa, director de iniciativas para el control del tabaco de la Fundación Interamericana del Corazón (FIC).

Reconoció al Consejo Nacional contra las Adicciones (Conadic) y a su titular, Fernando Cano Valle, la presentación del programa de trabajo contra el tabaquismo, del que se sabe que contiene entre sus prioridades garantizar los espacios 100 por ciento libres de humo, la prohibición total de la publicidad, promoción y patrocinio del tabaco, así como las campañas de prevención dirigidas a niños y jóvenes.

Juan Núñez, de Alianza Nacional para el Control del Tabaco (Aliento) resaltó que mientras el gobierno federal vio disminuida la recaudación por este concepto, la industria tabacalera incrementa sus ganancias, ya que el precio de la cajetilla de la marca comercial más conocida pasó de 38 pesos en 2011 a 45 en 2014. En ese lapso, el impuesto se ha mantenido inamovible en siete pesos por cajetilla.