Jueves 29 de mayo de 2014, p. 2
Cuando unos amantes se besan, un par de bailarines alcanza gran entendimiento en la pista o dos personas comparten un logro, se genera una conexión que no sólo está ligada a las sensaciones, sino que se trata de una interacción real entre los cerebros de ambos individuos.
Así lo revela un estudio realizado por científicos del Instituto de Investigaciones Aplicadas y Sistemas (IIMAS) de la Universidad Nacional Autónoma de México, que mediante su modelo computacional hallaron las conexiones emocionales a nivel cerebral que presentan dos personas en un beso, baile o al desarrollar una idea creativa.
Tom Froese, David Rosenblueth y Carlos Gershenson, del Laboratorio de Sistemas Auto-organizados de esa entidad universitaria, comprobaron así que el cerebro humano no actúa aislado y es capaz de extender sus conexiones más allá de su sistema para funcionar con el de otro individuo, siempre que exista una identificación en el campo afectivo, intelectual o social.
Retroalimentación
Los humanos somos seres biológicos, sociales y culturales. Aprendemos y avanzamos siempre con el uso de la retroalimentación con el medio exterior y con los otros sujetos. Una forma de ir de un área a otra es mediante la interacción, que va desde lo celular hasta lo cultural
, afirmó Froese.
Creamos un modelo de simulación computacional en el que dos agentes corporales coordinan su interacción. Cuando se analizaron los cerebros artificiales de los agentes involucrados en el experimento descubrimos que formaron un sistema unificado de dinámica neural, pero además esos órganos ahora exhibían propiedades más complejas, que hubiera sido imposible que emergieran en el de un agente en aislamiento
, destacó el universitario.
Para comparar los resultados, los científicos del IIMAS colaboraron con dos colegas japoneses (Hiroyuki Iizuka y Takashi Ikegami, de las universidades de Osaka y Tokio, respectivamente).