Países como México, altamente vulnerables ante el cambio climático, deben considerar comprar un seguro de riesgo para reducir el costo económico de este fenómeno que no tiene vuelta atrás. Pensar en instrumentos financieros puede mitigar los riesgos que plantea y facilitar la adaptación, aseguró Tapen Sinha, investigador del Departamento Académico de Actuaría y Seguros del Instituto Tecnológico Autónomo de México y miembro de la Academia Mexicana de Ciencias (AMC).

Sostuvo que con el cambio climático hay dos cosas que a los aseguradores les preocupan: la frecuencia de los fenómenos naturales y su severidad. Si cambian la frecuencia y la severidad de manera predecible no hay problema, porque se puede modelar, pero con el cambio climático no sólo se registra un aumento en esos dos factores, sino también en la variabilidad y eso es lo que queremos saber, qué tanto está modificándose el clima, conocemos la tendencia (que será de mayor intensidad), pero las otras variables dificultan la modelación.

Experiencia de más de un siglo

Grandes reaseguradoras como ClimateWise, The Geneve Association y Munich Climate Insurance, parte de la Iniciativa Financiera del Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (UNEPFI, siglas en inglés), colaboran para resaltar los enormes beneficios que podrían lograrse empleando acciones gubernamentales para que el conocimiento especializado y la pericia de la industria aseguradora maximicen su papel de gestión de riesgos en países en desarrollo, especialmente en los más vulnerables a los impactos del cambio climático.

Lo que se ha visto ahora es que el fenómeno representa un desafío global sin precedente y su impacto sobre la actividad económica humana es un reto a resolver, sobre todo en los países en desarrollo, lo que ha provocado una controversia política internacional por la necesidad urgente de ofrecer respuestas globales eficaces, ya que en la atención al cambio climático se tiene que abordar el análisis desde las perspectivas económicas, financieras y legales.

Ante ese panorama, Sinha consideró necesario poner precio al riesgo que México corre y diseñar actividades de reducción y mitigación, además de incentivar la disminución de pérdidas a través de los seguros. Según la declaración de la industria aseguradora mundial, para las aseguradoras tal vez será necesario desarrollar nuevos productos que cubran riesgos por sucesos climáticos y meteorológicos, como la salud humana, cosechas y enfermedades de animales.

El reto con estas grandes reaseguradoras, que desde 1990 realizan modelos considerando al cambio climático como una de sus principales preocupaciones, tiene que ver con el costo de los seguros. Según el economista, especializado en pensiones y seguros, que esas compañías con más de un siglo de experiencia no tengan mucha competencia, hace que vendan más caros los seguros (regularmente anuales, o hasta de dos años máximo), por los niveles de riesgo.

Recordó que luego de las crisis que vivió Cancún a causa de los huracanes Wilma, en 2005, y Ernesto, en 2012, las reaseguradoras subieron sus precios hasta cinco veces.

Para saber qué tan costoso o económico resulta un seguro, es necesario que el que va a comprarlo tenga una estimación del riesgo y el precio de éste.

Porque si bien es cierto que no hay mucha competencia entre las grandes aseguradores en el mundo, estas empresas son tan confiables (en sus proyecciones) que los países les piden opinión para saber qué va a pasar, dijo el también integrante de la National Academy of Social Insurance de Estados Unidos, quien es el primer profesor en América Latina que recibe ese honor por sus aportaciones a la investigación y la enseñanza de la seguridad social, y su apoyo en la elaboración de políticas públicas y en la administración de los programas de seguridad social en el ese país.

Ingrid y Manuel, otros casos

Otro caso para entender el tema es lo ocurrido a causa de los huracanes Ingrid y Manuel, en 2013, los cuales, por su intensidad, causaron, principalmente por la afectación al patrimonio nacional y daños a casas e infraestructura, pérdidas estimadas en unos 75 mil millones de pesos.

A junio de 2013, según datos del Primer Informe de Gobierno, el Fondo de Desastres Naturales reportó un gasto por 7 mil 179 millones de pesos, destinados en 72 por ciento a reparaciones de carreteras; 22, a infraestructura hidráulica urbana; 2.6, a vivienda y el restante a reparaciones turísticas, forestales, navales, portuarias y otros.

Ante este y otros problemas relacionados con el cambio climático Tapen Sinha y Bradly Condon, miembros de la AMC, publicaron el 15 de abril de 2013 The Role of Climate Change in Global Economic Governance.

En la introducción del libro, sostienen que “los países en desarrollo insisten en que las naciones desarrolladas paguen por el costo climático. Sin embargo, los subsidios a los combustibles fósiles en los países con menor desarrollo son cuatro veces el monto del financiamiento climático que buscan para las acciones de mitigación y adaptación… Estas (y otras) incongruencias de política deben ser abordados con negociaciones multilaterales si se quiere avanzar hacia soluciones efectivas ante el cambio climático”.