Texcoco, Edomex., 19 de mayo.

Ya llevamos más de 90 tocadas desde que nos reunimos, en tres años. Iremos a Estados Unidos y regresaremos para estar en Hermosillo. Seguimos tocando con muchas ganas y gusto, pues tenemos muy buena comunión y energía con la banda, expresó en entrevista Saúl Hernández, vocalista de Caifanes, que se presentó el pasado domingo en el Deportivo Gustavo Baz Prada, en la clausura del Festival Cultural Texcoco 2014.

El concierto estaba programado para iniciar a las siete de la noche y las puertas se abrieron a las tres y media de la tarde. Muchos llegaron al mediodía y esperaron más de ocho horas para estar en primera fila. Un grupo numeroso de seguidores de los intépretes de La negra Tomasa entró corriendo y se colocó delante del escenario.

A las seis de la tarde ya había más de 20 mil personas. A las ocho una gritería anunció que Saúl, Sabo Romo, Diego Herrrera y Alfonso André hacían acto de aparición en las tierras otrora gobernadas por Nezahualcóyotl.

Con la primera nota musical de Viento, el grupo abrió el concierto, y los seguidores olvidaron el cansancio y la larga espera.

Sin más, se escucharon los éxitos, y la voz sobretrabajada de Saúl se difundía por todos los rincones. Fue una noche de ecos, de ver a través del vaso.

Comenzó Mátenme porque me muero, con la que Saúl Hernández dio la bienvenida a los texcocanos, vecinos de municipios aledaños y de la ciudad de México.

Bienvenido a tu ritual

Agradeció al público su presencia. “Es un honor, un placer, estar en Texcoco en este festival que ofrece cultura, exposiciones, música, y finalmente es para ti, por ti, porque lo que se intenta y se quiere hacer es que tengas esa estructura cultural y de educación que tanta falta hace. Bienvenido a tu ritual y Cuéntame tu vida”. Siguieron Te estoy mirando y Amanece.

Queremos saludar a los nuevos Caifanes, a las nuevas generaciones, tú has logrado que no haya una brecha. Tenemos que hacer algo bien chingón en nuestra vida, raza, para que cuando estemos allá arriba nos reciban con los brazos abiertos y orgullosos, dijo Saúl para tocar La vida no es eterna.

Como otras veces, instó a no quedarse quietos por temor. Se arrancaron con Miedo. A esa hora ya eran 40 mil almas que coreaban No dejes que. Saúl tocó hizo los requintos que antes correspondían a Alejandro Marcovich, quien se ha separado del grupo.

Y así transcurrió el concierto, éxito tras éxito hasta completar las 24 rolas que interpretaron.

Con No dejes que y Nos vamos juntos dejaron gargantas afónicas. Pero todavía vinieron La célula que explota, cantada a capela por los más de 40 mil, para cerrar con la tradicional La negra Tomasa.

En la plática con Caifanes, Saúl agregó que en sus planes inmediatos está grabar un nuevo disco. Diego resaltó que en los conciertos los fans más antiguos van con sus hijos. Eso refleja un cambio generacional importante. Cuando empezamos creíamos que nos iban a ver sólo güeyes de nuestra rodada, y no, porque el gusto se ha traspasado a las nuevas generaciones. Es un orgullo que los chavitos se sepan las canciones.

Para Diego, los 17 años de pausa de Caifanes permitieron a cada uno desarrollar proyectos individuales, pero cuando nos presentamos la primera vez de esta etapa fue como si no nos hubiéramos ido. Como si sólo hubiera transcurrido una semana, como si no hubiera pasado el tiempo. Más que idolatría, lo traduciría como amor y respeto. El público nos ha cobijado, más allá de la idolatría, que pueden generar situaciones abrerrantes, para mí.

Saúl: Es muy claro lo que hemos sembrado. No hemos caído en una situación de confort. Hemos trabajado buscando la ilusión para seguir haciendo lo que queremos: música.

Dijo que el nuevo disco quién sabe cuándo saldrá. La intención es separar los tiempos para hacerlo pronto. Hay que tomar en cuenta a nuestras familias.

–Diego, ¿tocas a lo Mozart?

–¡No, puta, estaría bueno! Hice un disco a puro piano que tenía que ver con la muerte de mi padre y con un montón de cosas. A Mozart me gusta escucharlo, pero no lo puedo tocar.

Saúl: Eres muy buen pianista. Tienes muy buen gusto y tu sentido musical proyecta virtuosismo. Diego: Me considero mejor compositor, mejor proyeccionista, como el cácaro. Cada quien está en lo suyo. Sabo nos va a dar pronto una sorpresa.

Saúl expuso que se les ha vuelto costumbre que los correteen las circunstancias. El nivel creativo es que la ilusión siga aún a nuestra edad. Es como si volviéramos a empezar. En esa emoción es en lo que estamos y está padre saber que no podemos parar ya y, por otro lado, la experiencia nos ayuda. Diego: Cuando pierdes la capacidad de asombro dejas de creer. Es mortal perder esa capacidad. Ahora disfruto más que antes.

De cuando iniciaron a este año, dijo Saúl, el país ha cambiado mucho. En esos años había mucha represión; no es que hoy no la haya, pero antes era obvia. Hemos llegado a una conciencia y la realidad no nos debería de asustar, porque es nuestro reflejo, como país y sociedad. Llegar a este punto de la política, la economía y la educación es muestra clara de que perdimos el camino. No sé si sean las reformas que plantea el presidente Enrique Peña Nieto, que se están cocinando muy rápido y debieron ser más meditadas y no ser impuestas. Es importante la recuperación de la conciencia para saber quiénes somos y adónde vamos, y adónde queremos ir. Ya es tiempo de romper con el culto al fracaso y asumir las consecuencias, para recuperarnos como sociedad. En el país hay frustración y la reflejamos con el prójimo. Tenemos que reconstruir nuestro camino. Hablo socialmente, porque falta mucho para que exista democracia en México. Las preguntas de Alfonso Cuarón me parecen interesantes. Todo comenzó por un comentario del propio presidente, quien al hacerlo descalificó a un sector de la sociedad. A ellos les conviene que la ignorancia nos invada. Nos tienen que decir a los mexicanos lo que está pasando. Lo de Cuarón me gusta, porque no lo hizo a título personal. Aventó los dados para crear eslabones de conciencia.

Rebeldía en todo acto

–¿Hay más rebeldía en el rock o en el jazz, hoy día?

Saúl: Hay que revisar qué entendemos por rebeldía. Si es tener una vida alocada de reventón, alcohol y drogas, bueno, así puede tomarse, pero la rebeldía también puede reflejarse con el arte, en la fotografía, en la pintura, en una canción, en una actitud. Al subir al escenario ya estamos asumiendo una actitud contestataria, política. La rebeldía podría entenderse como necesidad de expresión.

–¿Y Alejandro Marcovich?

Saúl, Diego y Sabo: Bien, gracias, ¿y tú?

El número oficial de asistentes fue de 45 mil. Registró un total de 160 mil personas, del 9 al 18 de mayo, en sus 11 sedes, donde participaron mil 130 artistas.