Lo que requiere el partido es una batalla ética, señala el ex secretario de Hacienda
Lunes 19 de mayo de 2014, p. 5
Consumada su derrota, Ernesto Cordero Arroyo reconoció anoche los resultados de la elección interna para elegir al presidente nacional del PAN, y a pesar de que durante el proceso denunció irregularidades, anunció que no impugnará. De inmediato, reclamó ‘‘generosidad’’ de Gustavo Madero y que los votos obtenidos se reflejen ‘‘en los espacios de decisión del partido’’.
Cordero confió en el llamado a la reconciliación de Madero y anunció que él y su compañero de fórmula, Juan Manuel Oliva, no entrarán ‘‘en una batalla legal, porque lo que necesita el partido es una batalla ética’’.
El revés de Cordero Arroyo, el segundo desde que perdió la candidatura presidencial del blanquiazul, marca también otra derrota para el calderonismo.
La noche de este domingo, junto al ex secretario de Hacienda estaban Javier Lozano Alarcón, Maximiliano Cortázar, Abelardo Escobar, todos funcionarios en el sexenio pasado que en 2006 ganaron el poder, pero perdieron el partido.
La ex secretaria de Desarrollo Social en el foxismo Ana Teresa Aranda inició un grito de ‘‘¡Cordero, Cordero!’’, que fue repetido por apenas una veintena de seguidores que se concentraron en su sede de campaña en la colonia Del Valle. El mensaje del senador fue de apenas dos minutos y de inmediato volvió a encerrarse en el primer piso de la casa de Gabriel Mancera.
Argumentó que acudió a una elección interna ‘‘con todo en contra’’, pero que aun así ‘‘casi la mitad de los panistas votaron por nuestra opción’’, y que ese hecho debe tener eco en la conducción del partido.
‘‘La unidad es responsabilidad de todos, pero la convocatoria, la iniciativa a construir la inclusión que reconcilie nuestra pluralidad debe venir de la dirigencia. En el PAN siempre hemos dicho que la generosidad honra en la victoria. El Partido Acción Nacional es mucho más que una competencia entre dos planillas. El PAN somos todos. El partido le pertenece a todos los mexicanos’’, enunció.
Desde su perspectiva, Acción Nacional ‘‘debe volver a su esencia humanista y ciudadana, a su papel de oposición responsable y firme para construir el bien común de nuestra patria y volver a ser una alternativa para gobernar a México’’.
La derrota se concretó a pesar del centro de operaciones que Cordero y sus aliados instalaron a media calle de la casa de campaña, en una vivienda deshabitada, a la que el grupo de calderonistas iba y venía.
Durante casi todo el día la casa de campaña estuvo en silencio, sin consignas, e incluso las banderitas con el logotipo del partido y el nombre de Cordero y Oliva, así como los mechudos blanquiazules, se quedaron en las envolturas, tal como fueron enviados de la imprenta.
El único detalle que sus colaboradores quisieron remarcar fue el presunto robo de la urna en que Cordero votó poco después de las 10 de la mañana en Cuajimalpa. A ese centro receptor, el ex titular de Hacienda llegó acompañado por Luis Héctor Álvarez y la sobrina del matrimonio Calderón-Zavala, Mariana Gómez del Campo.
Ninguno de los dos se presentó después a la casa de campaña. Terminado el mensaje y con los corderistas en retiro, la recepcionista reflexionó en voz alta: ‘‘¿Y ahora quién me va a dar trabajo?’’