Los 6 lados de la vaca
e aprende mejor a leer y a escribir si se hace como se aprende a hablar: por la necesidad de expresión y de significación. Lo demás viene después, a medida que los niños van utilizando las palabras para expresar lo que les interesa, les asombra o les asusta. Así funciona el método creado por el pedagogo francés Celestín Freinet, en las primeras décadas del siglo XX, y adoptado por escuelas de vanguardia en casi todo el mundo.
En el Museo Pedagógico de París hay una pieza emblemática de la originalidad y creatividad infantil. Es un texto escrito por un niño de 10 años –no se sabe si español o francés– que dio vuelta al mundo, antes de convertirse en uno de los tesoros de ese museo. Al parecer, la escuela le encargó escribir acerca de un ave o un mamífero, y esto fue lo que hizo: “El pájaro del que voy a hablar es el búho. El búho no ve de día y de noche es más ciego que el topo. No sé gran cosa del búho, así que continuaré con otro animal que voy a elegir: la vaca. La vaca es un mamífero, tiene seis lados, el de la izquierda, el de la derecha, el de arriba y el de abajo. El de la parte de atrás tiene un rabo del que cuelga una brocha. Con esa brocha se espanta las moscas para que no caigan en la leche.
“La cabeza sirve para que le salgan los cuernos. Y además porque la boca tiene que estar en alguna parte. Los cuernos son para luchar con ellos. Por la parte de abajo tiene la leche. Está equipada para que se le pueda ordeñar. Cuando se le ordeña la leche viene y ya no se va nunca. ¿Cómo se las arreglará la vaca? Nunca he podido comprenderlo. Pero cada vez sale con mayor abundancia.
El marido de la vaca es el buey, el buey no es mamífero. La vaca no come mucho, pero lo que come lo come dos veces, así que ya tiene bastante, cuando tiene hambre muge, y cuando no dice nada es que está llena de hierba por dentro. Sus patas le llegan al suelo. La vaca tiene el olfato muy desarrollado, por lo que se puede oler desde lejos, por eso es por lo que el aire del campo es tan puro.
Este texto se escribió en los años 80, pero este tipo de bellezas se puede encontrar en cualquier escuela donde los niños se expresen con libertad y no se les enseñe temor y vergüenza por los errores
. Un día de las madres, con 9 años de edad, una hija me escribió Las estrellas: Son canicas luminosas/ que dan vueltas con honor/ y que al mirar tu eXplendor/ te iluminan con valor/ porque tu belleSa las conmueve//…” En todo niño hay un artista capaz de expresarse con originalidad y alegría. Evitemos que la escuela, con lecciones esquemáticas y taches
, les cercenen los talentos.