Berlín, 14 de mayo.

La canciller alemana, Angela Merkel, alertó de los peligros de presionar políticamente al Banco Central Europeo (BCE) en sus pruebas de estrés como supervisor bancario de la eurozona. Sólo puedo apelar enérgicamente a no efectuar influencia política alguna aquí. De otro modo quedaría dañada la reputación del BCE como supervisor bancario, antes incluso de que comience a ejercer como tal, afirmó la mandataria alemana en una reunión de la banca en Berlín.

Sobre la importancia de contrarrestar una crisis económica como la que sacudió los últimos años a la economía global, Merkel estimó que hasta ahora se han llevado a cabo 80 por ciento de las reformas previstas para acotarla. El último 20 por ciento es difícil de llevar adelante, sostuvo Merkel en un discurso en el congreso de bancos cooperativos alemanes.

La mandataria opinó que es necesario mantener el ritmo de reformas en la cumbre del G20, que tendrá lugar en noviembre en Brisbane, Australia, y dedicar especial atención a regular con rapidez el sector bancario en la sombra.

Merkel resaltó que hoy en día se puede observar cómo los bancos tratan de desplazar a otros los riesgos al sentir la presión de las nuevas medidas regulatorias. También hay mucha tarea por delante para regular a los fondos de alto riesgo y las agencias calificadoras, recordó.

Merkel recordó los resultados negativos de los exámenes en el sector bancario europeo y la importancia de que éste cuente con la confianza de los mercados financieros internacionales para poder mejorar la concesión de crédito en todos los países de la Unión Europea y reactivar el crecimiento económico en Europa.

Los resultados de los exámenes de balances y los tests de estrés de 128 grandes bancos de la eurozona se esperan previsiblemente para octubre. Merkel prometió a los bancos cooperativos y a las cajas de ahorro alemanas considerar seriamente sus preocupaciones por las tasas que les serán cobradas a los bancos europeos a partir de 2015. Es menester actuar con moderación.

Dijo que en vista de la escasez de crédito en muchos países de la Unión Europea se deberá velar porque estas tasas no incidan en la concesión de créditos a la economía real. Las instituciones bancarias de Europa deberán aportar en los próximos años 55 mil millones de euros a un fondo de crisis para evitar las quiebras. Aún es materia de debate la forma en la que se calculará esta tasa.