La izquierda y el reto de reiniciar el ciclo unitario
n 1976 se celebraron comicios para elegir
presidente de la República. El Partido Revolucionario Institucional (PRI) postuló a José López Portillo, quien recibió el apoyo de los partidos Popular Socialista (PPS) y Auténtico de la Revolución Mexicana (PARM), mientras el Partido Acción Nacional (PAN) no logró acuerdos internos y se quedó sin candidato. La izquierda, representada por el Partido Comunista Mexicano (PCM), promovió una reforma política que permitiera su registro electoral, y una ley de amnistía para los presos políticos sobrevivientes de la guerra sucia y de las masacres de 1968 y 1971.
Con la decisión de López Portillo de permitir el registro del PCM en las elecciones de 1979 se crearon las condiciones para aplicar una política de acumulación de fuerzas planteada por su dirigente, Arnoldo Martínez Verdugo, y puesta en marcha en la elección federal de 1982; después de un trabajo ideológico y de unidad, el movimiento lanzó como candidato a la Presidencia a Heberto Castillo, quien declinaría de su candidatura en apoyo a la de Cuauhtémoc Cárdenas en junio de 1988. Las movilizaciones contra el fraude electoral y la subsecuente represión salinista fueron el marco para el surgimiento del Partido de la Revolución Democrática (PRD), el 5 de mayo de 1989, hace 25 años.
El ciclo unificador de las izquierdas y la ruptura del PRI aceleraron los cambios y propiciaron la alternancia en el poder en el año 2000, con el triunfo de Vicente Fox y del PAN; la decisión de Fox de pactar con el priísmo y de confrontar legal e ilegalmente a Andrés Manuel López Obrador fueron señales contundentes de que la élite neoliberal en el poder decidió frenar la transición democrática y dejar claro que no permitiría una alternancia hacia la izquierda.
Una vez consumado el fraude electoral del 2006, se iniciaron los problemas en el bloque de las izquierdas, los cuales se han agudizado con la conducta colaboracionista de la dirigencia del PRD con el gobierno de Enrique Peña Nieto, y por la tolerancia y protección a gobiernos corruptos como el que encabezó en Zacatecas Amalia García Medina.
La dirigencia del PRD chuchista asume que vivimos en la normalidad democrática y que se puede colaborar sin problemas con el gobierno en turno; mientras, López Obrador y el Movimiento Regeneración Nacional sostienen que vivimos una simulación que amerita un cambio total de las instituciones, empezando por el combate a la corrupción y la impunidad. Ya viene 2015 y veremos qué pasa con la izquierda.