Lo recuerdo como si hubiera pasado una semana... habíamos varios mexicanos intentando la cumbre, pero como todo en la vida, siempre hay un primer lugar, un segundo, un tercero y los que vienen, aunque en ese momento se me abrieron las puertas del cielo, evoca Ricardo Torres Nava, próximo a festejar 25 años de haberse convertido en el primer mexicano y latinoamericano en conquistar la cima del Everest.

Desde aquella corona que consiguió en el llamado Techo del Mundo, el 16 de mayo de 1989, Torres Nava ha capitalizado los valores de la experiencia, el reto y la disciplina en la capacitación empresarial para firmas mexicanas y extranjeras, la creación de libros y textos motivacionales, además del motociclismo de aventura turística como afición.

En estos 25 años he sido admirado, reconocido, pero por otro lado también envidiado, lo cual es muy propio del ser humano. He sido también una persona que ha estado muy pegado con los jóvenes y tengo pendientes de trabajo con esa juventud mexicana que tenemos tan descuidada, señaló Torres Nava al anunciar la conmemoración de su hazaña, el 16 de mayo en el Hipódromo de Las Américas.

En las cifras oficiales, 38 mexicanos han alcanzado la cima del Everest (8 mil 848 metros) y Torres Nava, quien a la postre también sería el primero en completar el Grand Slam –las siete montañas más altas del mundo–, se manifiesta orgulloso de los logros multiplicados por nacionales, aunque lamenta que el montañismo en general, si bien ha evolucionado, también se ha comercializado y degradado.

Ha cambiado de 20 años para acá, incluso en menos, en el sentido de que ya en los permisos hay intermediarios, gente que los maneja, que cobra a las personas por ir, y la trayectoria de un montañista que antes te exigía el gobierno de Nepal, digamos que ya se brincan esos puntos por dinero. Eso trae varias consecuencias que se traducen en accidentes mortales, señaló.

Ricardo Torres Nava, primer mexicano y latinoamericano en haber escalado el Techo del Mundo. Actualmente se dedica a la creación de libros y textos motivacionalesFoto Jam Media

Mencionó que hace tiempo le llegó un correo en el que un aficionado tildó al montañismo de haberse convertido en un circo y, aunque le dolió, acepta que hay una parte cierta, pues se contrata a grupos de sherpas que arman las rutas, cobran mucho dinero por llegar, cargan todo y alguien que tenga buena condición tiene altas posibilidades de hacer cumbre.

Sí se ha comercializado el ascenso al Everest y otra vergüenza es que lo nombren como el basurero más grande del mundo, y aquí es donde hay que hacer conciencia. En nuestras montañas, en México o a cualquier cordillera que vayamos, es como algo normal dejar la basura en ellas y eso no podemos permitirlo, dijo, y comentó que colabora en acciones de organismos para limpiar las cimas alrededor del mundo.

Con la mesura que lo distingue rechazó que haya perdido el piso por la fama y los múltiples reconocimientos que ha recibido: “Siempre he dicho que soy el mismo, pero no lo soy porque la gente que me conoce sabe que nunca me paré en el ladrillo de la fama.

“He estado consciente de mi creatividad, de mi preparación, de mi talento, de mi forma de hacer las cosas y bien, pero también he estado consciente del otro polo, de cuando no salen como esperamos.

El Everest me costó no haber alcanzado muchas otras cumbres y eso me ha permitido mantener sobre todo mi ego muy a raya. Nunca me he sentido más que nadie ni menos que nadie.

Torres Nava reside con su familia en Houston y actualmente elabora un cuarto libro con el que pretende ilustrar y motivar a la niñez sobre los retos en las montañas del mundo.