Marco Antonio Palacios es un zaguero duro, con un carácter que le ha costado algunas tarjetas y unas cuantas expulsiones. Pese a que el jueves arrancarán su serie de liguilla ante Pachuca –cuyo delantero Enner Valencia es líder de goleo y pondrá a prueba a la defensa auriazul– Pikolín no domesticará ese espíritu recio con el que defiende el arco de su equipo.

Debo ser más inteligente en ciertas acciones, dice con un gesto malicioso, pues sabe que sus intervenciones a veces terminan en manotazos y en los peores momentos, como hace un par de semanas con Veracruz, con la tarjeta roja y la suspensión de un partido.

El zaguero que en este torneo acumuló ocho tarjetas amarillas y una roja en el esfuerzo por proteger a su hermano gemelo, el guardameta Alejandro Palacios, no piensa mitigar su personalidad, porque también de ello depende el éxito de su trabajo defensivo.

Hay otras cosas que no puedo cambiar, porque son la herencia que me dejó mi padre, dice sin titubeos. Yo siempre voy a jugar con la misma garra y corazón, debo respetar el arbitraje, pero mi forma de jugar es imposible cambiarla.

Con esa convicción defenderá la zaga el próximo jueves cuando visiten a Pachuca, donde la zaga de los universitarios enfrentará la ausencia de Darío Verón, referente y capitán del equipo. Pese a la situación, Pikolín se siente con confianza por la entrega con la que los jóvenes han salido a dar la cara para suplir las ausencias.