La Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) y la Arquidiócesis de México aseguraron que Juan Pablo II fue engañado por el sacerdote pederasta Marcial Maciel, fundador de la Legión de Cristo, quien lo convenció de su inocencia ante las acusaciones de abuso sexual. Incluso la Arquidiócesis sostuvo que en esto el diablo jugó astutamente sus cartas para afectar la imagen de los legionarios, la mayoría de los cuales son verdaderos cristianos comprometidos, y la del Papa.

En el semanario Desde la Fe indicó que no cabe pensar que el Papa avalara la conducta inmoral de Maciel, no es cierto que sabiendo que éste era pederasta lo encubriera porque era su amigo. Sucedió, tristemente, que Maciel lo engañó. Por lo cual aseguró que el pontífice polaco no pecó de contubernio con un monstruo, sólo fue burlado por un enfermo mental, y añadió que su error fue haber creído de buena fe en quien no lo merecía.

Eugenio Lira Rugarcía, secretario general de la CEM, señaló en entrevista que Karol Wojtyla tuvo un conocimiento tardío de las denuncias, que en un principio parecían como relacionadas con un ataque la Iglesia, como Maciel lo manejaba mucho, y precisó que finalmente, cuando el Papa vio que había más denuncias, dio instrucciones a la Congregación para la Doctrina de la Fe.

Subrayó que el Papa fue engañado, y no solamente él, sino muchas personas que confiábamos, y yo me incluyo, en que Maciel era bueno, que estaba haciendo una gran labor, y ha sido muy doloroso descubrir que detrás no había lo que parecía que era.

Destacó que ante ello el pontífice actuó muy bien instruyendo acciones y que se iniciaran las investigaciones, incluso monseñor (Charles) Schicluna vino a México y se entrevistó con víctimas, y durante este procesos murió Juan Pablo II, y Benedicto XVI decidió que continuara, y como culminación vino la sanción administrativa.

Ayer, durante la misa de acción de gracias por la canonización de Juan XXIII y Juan Pablo II, realizada en la Basílica de Guadalupe, el nuncio apostólico en México, Christophe Pierre, aseguró que a este gran hombre (Juan Pablo II) la iglesia lo canonizó no porque él haya logrado realizar actos históricamente extraordinarios o sólo porque haya sido sucesor de Pedro, sino porque gracias a su fe y al amor que lo identificó siempre con Cristo, supo ser extraordinario en lo ordinario.

Antes de la ceremonia, en la estatua de Juan Pablo II, situada a un costado de Basílica, se develó una placa por la canonización, en la que se lee: en honor a San Juan Pablo II, se especifican las fechas de beatificación y canonización y la leyenda México siempre fiel.