Damasco, 27 de abril.

Sigrid Kaag, directora de la Organización para la Prohibición de Armas Químicas (OPAQ), de visita en Siria, pidió este domingo al gobierno del presidente Bashar Assad que se asegure de cumplir el plazo para inutilizar todo su arsenal tóxico.

Dijo a los reporteros que 92.5 por ciento del material químico sirio ha sido retirado del país y destruido, y afirmó que aunque se trata de un avance sustancial, pidió al gobierno de Siria que el resto del arsenal sea eliminado para finales de mes.

Llamo (al gobierno sirio) a un último intento para que podamos hablar de una destrucción al ciento por ciento, dijo Kaag.

Siria incumplió el plazo del 13 de abril para destruir todas sus armas químicas en los lugares accesibles. Los especialistas internacionales dijeron que ello podría afectar el plazo del 30 de junio para retirar todas las armas químicas del país que vive una guerra civil.

Se ha alcanzado un logro importante para cerrar de forma permanente las instalaciones de la producción de armas químicas, explicó Kaag. Ocurrió en un plazo muy breve y en condiciones de seguridad muy difíciles, agregó.

Los funcionarios sirios no opinaron públicamente sobre las declaraciones de Kaag.

La comunidad internacional intenta retirar y destruir mil 300 toneladas métricas de materiales químicos almacenados, que pueden ser utilizados para elaborar gases venenosos y neurológicos.

El plan fue motivado por el ataque del 21 de agosto con armas químicas cerca de Damasco que mató a centenares de personas y del que se acusaron mutuamente las fuerzas de Assad y las milicicias opositoras.

En este contexto, otros cuatro candidatos anunciaron su postulación en las próximas elecciones presidenciales sirias, que seguramente ganará Assad. Mientras tanto, en los combates en la norteña ciudad de Alepo murieron 20 personas y 50 resultaron heridas, informaron activistas.

Los disparos iban dirigidos contra barrios favorables al régimen, algunos en la parte vieja de la ciudad, donde los rebeldes tratan de avanzar. Hay al menos 20 muertos y una cincuentena de heridos, indicó el Observatorio Sirio de los Derechos Humanos (OSDH), con sede en Londres y que apoya sus informes en una amplia red de fuentes civiles, médicas y militares.

La guerra hace estragos en la antigua capital económica de Siria, dividida desde el verano de 2012 en barrios en manos del régimen de Asad y otros controlados por rebeldes.