Las canonizaciones de Juan Pablo II y Juan XXIII son un acto político que busca exaltar al papado, coincidieron teólogos, sacerdotes, ex religiosos e integrantes de organizaciones civiles críticas de la iglesia católica.

A tres días de que Karol Wojtyla y Angelo Roncalli sean canonizados por el papa Francisco, en conferencia de prensa el sacerdote jesuita José Marroquín, Maricarmen Montes, del Observatorio Eclesial (OE); José Barba, ex legionario de Cristo y catedrático del Instituto Tecnológico Autónomo de México, y el analista político Carlos Fazio aseguraron que la Iglesia católica ha utilizado a las canonizaciones como instrumentos políticos.

Marroquín indicó que la centralización en Roma ha hecho que las decisiones y criterios preponderantes en los procesos de canonización sean políticos. Explicó que desde que las canonizaciones son facultad del Vaticano y el papel de las comunidades de fieles perdió importancia para postular a un futuro santo, éstas se utilizaron para saldar favores políticos, congraciarse con la nobleza y otros sectores, dependiendo de las circunstancias y de la época. Añadió que en el caso de Juan Pablo II se busca reconocer un modelo eclesial inadmisible en diversos aspectos, además de enaltecer la figura papal y se juega de mala manera entre lo espiritual y lo político.

Aparte, el pastor Arturo Farela Gutiérrez, presidente de la la Confraternidad Nacional de Iglesias Cristianas Evangélicas (Confraternice) aseguró que la canonización de Juan Pablo II consuma el encubrimiento clerical por pederastia. Dijo que la Iglesia católica decidió absolverse a sí misma y a sus líderes.

Los comunicados previos de la Iglesia católica pidiendo perdón por estas conductas, reconociendo así los delitos y el encubrimiento por tantos años, fueron para preparar el camino a la burla. La canonización de Juan Pablo II envía un mensaje claro: si ellos dicen que es santo, es santo, muy a pesar de haber sido un encubridor y solapador de su predilecto amigo Marcial Maciel (fundador de la Legión de Cristo).

Montes consideró que las canonizaciones de los dos papas serán un acto político ostentoso y mediático y ratifica a las mujeres que la Iglesia católica sigue siendo patriarcal, jerárquica y androcéntrica.

Preguntó para qué puede servir una canonización en la actualidad y subrayó que en el caso de los mexicanos, el acto del próximo 27 de abril en el Vaticano, que será transmitido en vivo y retransmitido posteriormente por diversas televisoras, servirá para desviar la atención de reformas polémicas como la de telecomunicaciones.

Marroquín destacó que la mayor parte de quienes han sido canonizados son hombres vinculados a ciertos estamentos clericales. Detalló que del siglo X al XIX, 87 por cierto de quienes llegaron a los altares son varones y 13 por ciento mujeres. En el siglo XX fueron 76 por ciento hombres y 24 por ciento mujeres.