Madrid, 24 de abril.

Felipe Haro Poniatowski es uno de los tres hijos que Elena Poniatowska tuvo con el astrofísico Guillermo Haro.

Los otros dos son Emmanuel y Paula. Al viaje para recibir el premio Cervantes acompañaron a la matriarca de la familia los tres, más ocho de sus 10 nietos y uno de sus yernos, el cineasta Lorenzo Hagerman.

Felipe Haro es quien acompaña a su madre a todos lados, viaja con ella y además ahora, con motivo del galardón, se ha dedicado a filmar con su equipo de documentalista todo cuanto le ocurre a Elena Poniatowska y al resto de su familia.

En un momento de pausa entre una cita y otra, Felipe Haro explicó a La Jornada algunas de las sensaciones de la familia y las razones que les han llevado a viajar como muégano.

Como buenos mexicanos, la matriarca es Elena y nosotros la seguimos para donde va.

Además explicó el sentido que da su familia al premio: “Yo creo que el Cervantes la catapulta como una gran escritora, pero también catapulta a todos los periodistas en México. Y al periodismo. Siempre se ha pensado que el periodismo escrito es un arte menor, que si eres fotógrafo o documentalista eres menos y ella a sí misma se dice que sólo es ‘una pinche escritora’ y que siempre debe de estar al otro lado, donde está la pregunta, la curiosidad. Así que creo que más que catapultar a Elena como escritora o periodista, catapulta a todos los jóvenes que están haciendo periodismo, fotografía o que están atrás de la noticia”.

Sobre el final del histórico discurso de recepción del galardón, en el que recordó a su padre, Haro Poniatowski explicó que “sí sabía la relación de mi padre con Las coplas de Jorge Manrique; de hecho yo hice un documental sobre mi padre que se llama Entre el cielo y la tierra y soy más o menos cercano a su figura. Pero sí hay una relación entre mi padre y la intelectualidad desde hace mucho.

Mi padre fundó Siglo XXI, conoció a Mao Tse Tung, se carteaba con líderes, entonces sí hay una relación también de izquierda. De hecho Elena lo dice, que ama a México gracias a Guillermo Haro y su visión de México.

En cuanto a lo que más le ha sorprendido del viaje y el trato recibido en España, el hijo de Poniatowska relató: Me sorprende muchísimo el amor de la gente hacia mi madre. Y también me maravilla la fortaleza que tiene, pues es una mujer de 82 años y que no para, quiere seguir escribiendo, haciendo cosas, dando cosas y que está muy preocupada porque su obra se quede en México.

De hecho ahora hemos construido la Fundación Elena Poniatowska, a la que sólo le falta el edificio, pero el caso es que ella quiere que su obra se quede en México porque ama profundamente a su país. Ella eligió ser mexicana por convicción, ama profundamente a México y morirá en México.