n su memoria y como homenaje humilde a Gabriel García Márquez, construyo esta trivia. Van primero las 10 cuestiones, y en seguida, en orden inverso, las 10 respuestas (uso la edición de Cien años de soledad de las Academias de la Lengua Española, 2007).
Preguntas
Primera. ¿Qué orientó a los gitanos la primera vez que llegaron a Macondo, y por qué?
Segunda. ¿Qué accidente le ocurrió a la bisabuela de Úrsula Iguarán, esposa y viuda de José Arcadio Buendía, y con qué consecuencias?
Tercera. ¿Qué convicción y qué actos dieron lugar a que José Arcadio Buendía fuera sujetado al tronco del castaño en el patio de su casa?
Cuarta. ¿Qué circunstancia habría orillado a Úrsula Iguarán a cumplir el juramento –hecho por los huesos de sus padres, la memoria de su esposo y ante Dios– de sacar a su hijo, el coronel Aureliano Buendía, de donde se hubiese metido y matarlo con sus propias manos, y en qué otra única hipótesis habría actuado de igual modo?
Quinta. ¿Cuáles fueron las cuatro calamidades que, según pensaba una Úrsula Iguarán ya centenaria, y a punto de quedar ciega, habían determinado la decadencia de la estirpe de los Buendía?
Sexta. ¿En ocasión de qué llegó a Macondo Fernanda del Carpio, de qué peligro la salvó Aureliano Segundo, y qué acontecimiento se siguió seis meses después de ese encuentro?
Séptima. ¿Por qué motivo un cabo de policía –del cuerpo establecido cuando llegó a Macondo la compañía bananera– hizo picadillo a machetazos al nieto de siete años del hermano del olvidado coronel Magnífico Visbal y decapitó de un tajo al abuelo que trató de impedirlo?
Octava. ¿A quienes alude la siguiente cláusula?: Hizo con ellos la guerra triste de la humillación cotidiana, de las súplicas y los memoriales, del vuelva mañana, del ya casi, del estamos estudiando su caso con la debida atención; la guerra perdida sin remedio contra los muy atentos y seguros servidores que debían asignar y no asignaron nunca las pensiones vitalicias
(p. 278).
Novena. ¿Cuál fue el número de víctimas de la masacre de Macondo, tras la gran huelga, según el líder de los trabajadores de la compañía bananera, José Arcadio Segundo, y, por otra parte, según las autoridades?
Décima. De acuerdo con los abogados de la compañía y los dictados del gobierno, ¿cuál era la condición de sus trabajadores?
Respuestas
Décima. “[…] los ilusionistas del derecho demostraron que las reclamaciones carecían de toda validez, simplemente porque la compañía bananera no tenía, ni había tenido nunca ni tendría jamás trabajadores a su servicio, sino que los reclutaba ocasionalmente y con carácter temporal […] y se estableció por fallo de tribunal y se proclamó en bandos solemnes la inexistencia de los trabajadores” (pp. 342-343).
Novena. “–Debían ser como tres mil –murmuró.
“–Qué.
“–Los muertos –aclaró él–. Debían ser todos los que estaban en la estación” (p. 350).
Y después precisó: Tres mil cuatrocientos ocho
(p. 382).
La versión oficial, mil veces repetida y machacada en todo el país por cuanto medio de información encontró el gobierno a su alcance, terminó por imponerse: no hubo muertos, los trabajadores satisfechos habían vuelto con sus familias, y la compañía bananera suspendía actividades mientras terminaba la lluvia
(p. 351).
Octava. Elija una respuesta:
a) Los veteranos derrotados de la guerra civil en Colombia.
b) Los veteranos triunfantes de la Revolución Mexicana.
c) Un grupo de braceros que reclama la devolución de sus aportes para el retiro.
d) La condición general de la sociedad civil ante sus gobernantes.
Séptima. Porque el niño tropezó por accidente con él y le derramó en el uniforme el refresco que bebía (p. 273).
Sexta. Con motivo del carnaval del que sería reina Remedios, la bella, y llevada a Macondo –en su condición de la más hermosa entre las 5 mil mujeres más hermosas del país– con el fin de usurpar el trono de ese festival; del riesgo de ser muerta en la balacera que se desató en plena fiesta a resultas de un grito provocador; y, la boda de ambos, regresada ella de la distante ciudad donde vivía con su padre, que dio lugar a una fragorosa parranda de 20 días (p. 253).
Quinta. La guerra, los gallos de pelea, las mujeres de mala vida y las empresas delirantes (p. 219).
Cuarta. La de que el coronel Aureliano Buendía hubiese permitido la ejecución de la sentencia de muerte por alta traición, dictada por los tribunales revolucionarios, que seguían sus dictados, contra su lugarteniente, el coronel Gerineldo Márquez, y la eventualidad de que Aureliano hubiera nacido con cola de puerco (p. 198).
Tercera. La creencia persistente en que, por encontrar todas las cosas en la misma condición en que las había visto el lunes, seguía siendo lunes a lo largo de la semana. Llegado el viernes, que para él era todavía lunes, lo poseyó una furia destructiva, en la que destrozó los aparatos de alquimia, el gabinete de daguerrotipia y el taller de orfebrería. Para evitar que terminase con toda la casa, fue atado al castaño con el concurso de 20 hombres (pp. 96-97).
Segunda. Caer sentada sobre un fogón encendido, espantada por el toque de rebato y el estampido de los cañones por el asalto del pirata Francis Drake a Riohacha, a resultas de cuyas quemaduras se convirtió en una esposa inútil para toda la vida (p. 29).
Primera. El canto de los pájaros –turpiales, canarios, azulejos y petirrojos– capturados en las trampas y jaulas con las que José Arcadio Buendía, desde los tiempos de la fundación, había llenado no sólo su propia casa, sino todas las de la aldea (p. 18).
Si algo muestra este cuestionario es que –como ha escrito Salman Rushdie– Gabriel García Márquez utilizó la imaginación para enriquecer la realidad, no para escapar de ella.