Martes 22 de abril de 2014, p. 8
Miles de mariposas amarillas elaboradas en papel de china fueron lanzadas alrededor del Palacio de Bellas Artes tras la ceremonia oficial y volaron hasta la cúpula del recinto gracias a los vientos que durante más de media hora las arremolinó entre el público.
Se escuchaban porras y vallenatos, se veían los bailes colectivos y se leían las frases célebres de sus obras que inundaron la larguísima fila que no disminuyó ni con la lluvia y abarcaba desde la Alameda Central hasta la entrada del recinto histórico.
Fiesta y celebración por la figura y obra del autor de Cien años de soledad unió lo mismo a mexicanos que a colombianos hasta muy entrada la noche.
La larga fila que se hizo para entrar al vestíbulo del recinto –hacia las 6 de la tarde– ya rodeaba el Hemiciclo a Juárez y serpenteaba hasta llegar a la entrada del lugar en donde se hallaba colocada la elegante urna con las cenizas de Gabo.
El ambiente del exterior contrastó con la solemnidad de la música de cámara que se ejecutaba en los extremos del vestíbulo rodeado por innumerables rosas amarillas. El flujo en el interior era rápido, sólo había tiempo para que el público captara algunas fotos con los celulares hacia la urna, colocar flores en las escaleras y continuar el camino hacia la salida.
Entre dos horas y media y tres horas era el tiempo aproximado que tenían que permanecer las personas formadas en la fila, que llegó a medir más de un kilómetro aproximadamente. Gabo, te veré en el cielo
, se leía en una cartulina cortada en forma de paloma, la cual era sostenida por un señor de edad avanzada, quien por cierto no paró de caminar de un lado a otro.
A las 19:15 horas el acceso fue detenido y las personas, aun con la fuerte lluvia que cayó, no se movieron de su lugar en la fila. Después de más de cinco horas, ni de chiste
, dijeron los seguidores de Gabo.
La música no tuvo tregua y tampoco la inconformidad de las personas, quienes tuvieron que esperar a que se reanudara el acceso al recinto.
Mientras se realizaba la ceremonia encabezada por los presidentes Enrique Peña Nieto y Juan Manuel Santos, los aplausos empezaron a multiplicarse a las 20:30 horas. Queremos entrar, queremos entrar
, gritaron al unísono quienes se hallaban a escasos 50 metros de la entrada al Palacio de Bellas Artes.
Después de las 21 horas comenzó de nuevo el acceso a las personas, pero las cenizas ya no estaban. La fila a esta hora ya llegaba hasta Reforma. No se cumplió la promesa de que las puertas del palacio cerrarían hasta que el último lector llegara frente al lugar donde se colocó la urna con las cenizas de Gabriel García Márquez.
Viva la literatura
. Más libros, menos telenovelas
, fueron algunos de los gritos de la gente que al ingresar al Palacio comprobaba que las cenizas del autor ya no se encontraban en el vestíbulo.