ué clase de Estado tenemos los mexicanos? Hace unos años se hablaba de un estado de bienestar, aquel que busca que la población sea feliz, que tenga a su alcance los bienes y servicios que requiere para una vida plena. Se proclama, venga o no al caso el estado de derecho, esto es, la organización del pueblo dentro de un territorio propio, en el que la vida en común está regida por normas jurídicas. Para Kelsen, el jurista austriaco aclimatado en California que tanto influyó en varias generaciones de juristas mexicanos, el Estado es derecho y el derecho es Estado.
Sabemos de los estados socialistas, de los estados totalitarios; hay estados liberales, teocráticos, estados federales y estados centralistas; pero, ¿con cuál se identifica el nuestro? ¿A cuál se asemeja? Ciertamente ya a ninguno de éstos. Nuestro Estado no es lo que fue y es ahora un Estado espeluznante, que hace que se ericen los pelos.
Hago un repaso a vuelo de pájaro de los datos que me hacen pensar que hoy por hoy el calificativo espeluznante es el adecuado a este remedo de organizaciones jurídico-políticas (eso es el Estado) que trata de articular a la nación mexicana. Y hago aquí una precisión: la nación, esto es, el pueblo mexicano, que comparte una cultura y ocupa un territorio entre nuestras fronteras y nuestros litorales, no merece y no se le puede endilgar el adjetivo espeluznante. El pueblo es claro y abierto, hospitalario y generoso, sus dirigentes sociales que son los encumbrados de la política y la economía son quienes merecen el calificativo y quienes imponen prácticas y cultivan injusticias que hacen parecer al conjunto como espeluznante.
Algunos ejemplos: hace unos días leí una noticia de este jaez: Diputados aprobarán mañana la ley de la consulta popular. Se dispensarán trámites y será avalada (sic) sin cambios
. ¿Cómo supo el periodista un día antes, con tanta precisión, lo que sucedería al día siguiente? ¿Lee el futuro? No, las cámaras son predecibles, automáticas, actuarán como se les programó. Esto es inaceptable, pero así están las instituciones
, entre 500, cuatro o cinco, ya de acuerdo u obedeciendo órdenes, decidieron por todos.
Otra nota que leemos ya sin asombro: un señor de apellido Reyna, secretario de Gobierno de Michoacán, es detenido y arraigado, ¿qué cargo se le imputa? “Tuvo encuentros con la Tuta”. ¿Basta eso? ¿Le está prohibido a un funcionario de alta responsabilidad encontrarse con alguien, del que se sospecha que es un delincuente? ¿Desde cuándo encontrarse
con alguien es delito? ¿Desde cuándo a un gobernante se le puede detener por haber hablado con un sospechoso?
Lo espeluznante es que un cargo tan vago se le puede hacer a cualquiera, a un enemigo político, para la foto, para cumplir una meta. No son raras las noticias como esta: “Se detiene a presunto hermano del Guanguaney” y nadie dice nada; ser presunto hermano
o haberse entrevistado
convierten a un ciudadano, a cualquier persona en peligroso criminal arraigable, sin derechos procesales ni defensa.
¿Eso es un estado de derecho o es espeluznante? Y aún falta. Sin mencionar la gravedad del asunto, sin leer quizás el proyecto y luego el dictamen de comisiones, los diputados y los senadores aprobaron una nueva legislación cuya esencia radica en otorgar al Ministerio Público la facultad de congelar o inmovilizar cuentas de la delincuencia organizada
; y ese tipo penal es tan gelatinoso que todo puede ser delincuencia organizada si la decisión se pone en manos irresponsables o perversas. Es una espada de Damocles: cualquiera puede ser acusado y, mientras se averigua, sus bienes incautados.
Y ya encarrerado le sigo: el presidente de un partido, Camacho Quiroz, sentencia con gran prosopopeya y autoridad, que el marco legal energético, necesario para dar al país instrumentos desdobladores
, para nuestro desarrollo y competitividad, será aprobado en un periodo extraordinario, nuestros legisladores sólo esperan que el titular del Ejecutivo envíe los proyectos. ¿Así se legisla?, que trabajen los amanuenses del Presidente, dirán los diputados, nosotros mucho haremos votando rápido y calladitos lo que nos manden.
¿Somos de ese modo un estado de derecho? O somos apenas un estado esperpento; hagámonos algunas preguntas: ¿en qué parte de la Constitución se encuentra regulado el Pacto por México? ¿En que ley está el fundamento de un comisionado
para Michoacán?
¿Ya se vale todo para los agentes del gobierno? ¿Abatir
, confiscar, arraigar, espiar, torturar? Dos últimas: la orden de desarmarse ¿es para todos o sólo para los comunitarios? La ley seca en el DF, ¿puede ser para unas delegaciones y otras no? ¿Dónde queda el principio de generalidad, característica esencial de la ley? ¿Ley seca de un lado del Viaducto y ley húmeda del otro? Podríamos seguirle, pero escribo en Semana Santa y tengo otras cosas en que pensar, además, ya se me agotaron los caracteres
.