A un año de la tragedia del maratón de Boston, Madaí Pérez recuerda esos duros momentos, hace esfuerzos por no llorar, respira profundo y con la voz entrecortada acepta que esa experiencia le dejó una lección de vida.

Sus pensamientos estaban en sus hijos Kenia y Danjiro cuando escuchó las explosiones con su esposo y entrenador Odilón Cuahutle, después de haber terminado en la séptima posición de la categoría élite. Sentía coraje, tristeza y me preguntaba ¿cómo puede haber crueldad en el mundo? El atletismo es tan noble que no hace distinciones. ¿Por qué pasa esto?, relata la tlaxcalteca, quien a partir de ese día valora más lo que tiene y lo que le da la vida.

Madaí había cruzado la meta (2:28.59) y una hora después comenzaron las detonaciones. Estaba en el hotel, a unos cuantos metros de donde se realizaba la competencia, recuperándose y probando alimentos.

Había confusión, nervios, gritos, llanto, caos. “La primera explosión fue en la meta, luego en la tienda y después en la librería. Me dije ‘ya vienen al hotel’ y lo primero que se me vino a la mente fueron las caritas de mis hijos cuando nos despidieron en México.

“En ese momento lo único en que piensas es en las personas que quieres, porque uno nunca sabe si va a regresar y volverá a verlos. Uno no concibe la crueldad del ser humano y en ocasiones nos damos cuenta de la realidad que estamos pasando con una sociedad que hemos creado.

“Antes presumía que las carreras eran una de las mejores formas de convivencia familiar, porque el atletismo es noble y no como en otros deportes donde hay violencia, se pelean, mezclan alcohol y drogas, y con lo que pasó cambió por completo mi visión.

Lo bonito del maratón es que cada uno tiene una historia. No importa ser el primero ni llegar último. Son vivencias maravillosas y cada carrera tiene su chiste, evoca la mejor especialista de Latinoamérica en los 42.195 kilómetros.

–¿Por qué no participaste este año en Boston?

–No fue por temor ni nada de eso. Acabo de salir de una lesión en el tendón de Aquiles y la prioridad son los Juegos Centroamericanos de Veracruz; no correré el maratón y buscaré clasificarme en 5 o 10 mil metros en el Campeonato Nacional.

“Boston es algo único y el más histórico. Ahí corrió la primera mujer un maratón, tiene algo especial. Este año será conmemorativo por lo de la tragedia, habrán historias de las personas que murieron, de los heridos, de los que participaron.

En unos días más anunciará la carrera de 10 kilómetros Camaxtli en su natal Tlaxcala y el Campeonato Nacional de 5 kilómetros, ambos el primero de junio.

Los fondos que se recauden será para financiar a los tres equipos de atletismo que participarán en la Olimpiada Juvenil.