El hecho de que los migrantes hondureños mutilados no hayan sido recibidos por el presidente Enrique Peña Nieto ni obtuvieran ningún tipo de ayuda del gobierno mexicano demuestra que las agresiones en contra de los trabajadores internacionales sin documentos no son una prioridad para las autoridades nacionales, aunque en sus discursos éstas afirmen lo contrario, señalaron activistas especializados en el tema.

Alberto Xicoténcatl, director de la Casa del Migrante de Saltillo, consideró lamentable que el presidente no haya recibido a los miembros de la Asociación de Migrantes Retornados con Discapacidad (Amiredis), a pesar de la trascendencia del tema que ellos plantearon y de su capacidad organizativa. Este desaire es una mala señal porque hace unas semanas Enrique Peña Nieto estuvo en Honduras y se comprometió a abrir más consulados en México y dar su apoyo a los migrantes, pero cuando hay que resolver problemas concretos se da la media vuelta y sale por la puerta de atrás, deploró.

Esta falta de atención del gobierno mexicano en asuntos migratorios, añadió Xicoténcatl, se comprueba una vez más con el incidente de ayer en el tren de carga conocido como La Bestia, donde cuatro personas fueron asesinadas, pues de esta forma queda claro que no hay ninguna estrategia para garantizar la seguridad de los indocumentados.

Andrea González, integrante del colectivo Ustedes somos nosotros, coincidió en que el gobierno mexicano ha sido totalmente omiso en sus responsabilidades con los migrantes que atraviesan el país en camino hacia Estados Unidos, lo cual aumenta la gravedad de la crisis que afecta a esta población.

No sólo no fueron recibidos por el Presidente, sino que además los dejaron en estaciones migratorias durante todo el proceso de recuperación de los accidentes, no les ofrecieron una visa humanitaria y los dejaron botados en la frontera. La actitud del Estado en estos casos es fingir que no pasa nada, ofrecerle tres cosas a la gente y luego no tomar en cuenta sus peticiones, lamentó.