Utopya, con idea original y dirección de David Psalmon, termina temporada
creer en lo imposible y hacerlo realidad en el contexto sociohistórico actual
La obra surge de la necesidad del arte de abrir nuevos horizontes, señalan sus creadores
Martes 15 de abril de 2014, p. 6
La propuesta multidisciplinaria Utopya, que la noche del domingo terminó temporada en el Teatro de la Ciudad Esperanza Iris, plantea un rompecabezas escénico de 25 movimientos, trastoca los límites del arte teatral tradicional y abre nuevos horizontes estéticos.
El montaje, creación colectiva de la compañía TeatroSinParedes, consta de 25 actos escénicos divididos en tres partes con siete actos dispersos, en los cuales el espectador viaja a una misión civilizadora.
La obra, cuya idea original y dirección es de David Psalmon –en la cual participan más de 20 actores–, busca también una esperanza utópica en el contexto histórico actual.
Esta creación escénica es un rompecabezas de movimientos integrada por 25 actos escénicos, los cuales se dividen en tres partes con siete actos desperdigados, donde el espectador se involucra en la obra.
Utopya consta de un preámbulo y cuatro partes principales: I. De la distopía a la utopía, II. La Tierra: Rumbo a la utopía, III. Utopya y IV. La fiesta.
En cada una se utilizaron diferentes espacios del recinto de Donceles, en el Centro Histórico, como el foyer del primer piso, el palco nueve del Anfiteatro, un descanso del tercer nivel, el camerino 11 –ubicado en el sótano–, el foso de la orquesta y el escenario, entre otros.
En el segmento De la distopía a la utopía hay ocho actos simultáneos (con duración de seis o siete minutos cada uno) que se repiten ocho veces. Los asistentes se dividen y escogen libremente la ruta a seguir.
Para los creadores de este montaje, la propuesta surge de la necesidad del arte de abrir horizontes, una demanda de creer en lo imposible y hacerlo realidad en el contexto sociohistórico actual
.
Esta obra se presentó hace unas semanas para dar inicio a las celebraciones por los 50 años de la Unidad Habitacional Nonoalco-Tlatelolco, en diversos espacios del Centro Cultural Universitario Tlatelolco de la Universidad Nacional Autónoma de México.
También en ese recinto, la obra ofreció una nueva forma de ver y experimentar las artes en el escenario para que el público interactúe en el desarrollo de la historia.
La dinámica para el espectador no consiste en ocupar la tradicional butaca, sino que propone un recorrido de 140 minutos dividido en tres partes principales: De la distopía a la utopía, La Tierra y Utopya, para concluir en una fiesta interminable
, explicó David Psalmon.
Por un México sin vecindades
El visitante, con la ayuda de un mapa y un programa de mano, recorre libremente y sin orden establecido aquellas zonas donde se presentarán los actos.
Los visitantes no están invitados a una representación, sino a una suerte de anti-exposición, pues tampoco es un recorrido histórico por las diferentes utopías soñadas. Nadie tendrá la posibilidad de sentarse ni de dirigir su mirada hacia el único y señalado lugar de la representación
, dijo el director.
Los artistas, añadió Psalmon, también circulan en el espacio y están en constante movimiento por temor a estancarse y ofrecen repetidamente a los asistentes las piezas del rompecabezas que deben intentar armar. Es decir, se intenta construir una utopía mediante una intervención escénica.
El montaje se inspira en los principales proyectos utópicos desarrollados a lo largo de la historia. De Platón a Tomás Moro, de Erasmo a Rousseau, de Alfonso Reyes, Mahatma Gandhi, Eduardo Galeano a Hakim Bey, pasando por los piratas de Libertalia buscaremos demostrar que es posible, y necesario, enfrentar el desafío de construir, junto con los visitantes, una nueva utopía
, añadió David Psalmon.
La obra, manifestó Eunice Hernández, subdirectora de Vinculación y Comunidades del Centro Cultural Universitario Tlatelolco “llega en el momento ideal para conmemorar los 50 años de la unidad habitacional, diseñada por el arquitecto Mario Pani. Este fue el gran proyecto urbano del México moderno, pues con este nuevo conjunto habitacional se buscaba acomodar a las personas que no vivían en buenas condiciones. Incluso Carlos Monsiváis lo llamó ‘la utopía del México sin vecindades’”.