En su pasado consejo nacional, el Partido de la Revolución Democrática (PRD) instauró una serie de reglas para institucionalizar a los grupos que lo integran. Los lineamientos están contenidos en el reglamento de las corrientes de opinión nacionales.

Las tribus o facciones han sido severamente criticadas por los ex presidentes nacionales del partido Cuauhtémoc Cárdenas y Andrés Manuel López Obrador, entre otros.

El documento dispone que las expresiones perredistas sólo podrán ser constituidas a escala nacional y deberán contar con un lema, emblema y programa de trabajo para poder competir en elecciones internas o por candidaturas a puestos de elección popular. Además de que serán corresponsables de los recursos que el partido les asigne a los candidatos.

El objetivo de las corrientes es proponer la adopción de resoluciones políticas, enmiendas a los documentos básicos y acuerdos partidarios, así como impulsar sus puntos de vista en el partido.

Para obtener su registro requieren un mínimo de 3 por ciento de los 320 consejeros nacionales que elegirá la militancia perredista el próximo 24 de agosto. Cada consejero vale 0.5 por ciento de votación.

Las tribus deberán renovar su registro cada tres años ante el consejo nacional del partido, para no ser disueltas, así como rendir de forma trimestral un informe financiero, donde se contemplen tanto sus ingresos como egresos, detallando las aportaciones que les realicen sus integrantes –con un tope anual equivalente a 500 días de salario mínimo vigente en el DF por persona, y sin sobrepasar las que otorguen al partido.

Deben también publicar una revista donde planteen sus propuestas y posiciones en torno a la vida política nacional y partidaria, y tienen prohibido establecer relaciones con cualquier gobierno en nombre y representación del partido.

Daniel Nava, presidente de la mesa directiva del consejo nacional, aseguró que el reglamento en cuestión institucionaliza a los grupos por los cuales funciona el PRD y sostuvo que con ello se busca desactivar la coacción, pero también, admitió, representa la oportunidad para el crecimiento de las expresiones partidistas.

Este es el segundo intento por aplicar ese reglamento; el primero ocurrió en 2010, tras aprobarse en el congreso nacional de 2009, pero no hubo dictamen por las irregularidades en que incurrieron diversas expresiones al solicitar su registro.

Entre las críticas que se han hecho a la existencia de estos grupos en el PRD, destaca la de Cuauhtémoc Cárdenas, quien en septiembre de 2012, al cuestionar la falta de organización del PRD, advirtió que un partido de tribus y cuotas, de sectarismos y oportunismo, de clientelas y no de militantes libres y conscientes, está destinado al achicamiento y a los fracasos.

Recientemente, López Obrador señaló, en el caso del DF, que no se vale distribuir las delegaciones por corrientes; ningún grupo debe imponer a sus candidatos, unos se quedan con Tlalpan y Xochimilco, y otros con Iztapalapa, eso no lo vamos a permitir en Morena; al diablo con esas prácticas antidemocráticas, señaló.

Alejandro Encinas planteó que las expresiones perredistas han sustituido la militancia individual por la corporativa y crearon estructuras paralelas que desplazan o hacen contrapeso a la propia estructura del partido.