El PIB no puede ser la única medida de progreso de un país, dice el embajador de EU
Inauguró el Foro desarrollo internacional visión y solución global, organizado por la Uia
Miércoles 9 de abril de 2014, p. 45
El embajador de Estados Unidos en México, Anthony Wayne, se pronunció en favor de la inversión en programas educativos como uno de los caminos para la erradicación de la pobreza.
La educación es transformadora de paradigmas. La educación encuentra soluciones reales para problemas reales
, dijo en la inauguración del Foro de desarrollo internacional visión y solución global, organizado por la Universidad Iberoamericana (Uia).
El diplomático tuvo a su cargo la inauguración del foro, al que asistieron Jaime Zabludovsky, presidente del Consejo Mexicano de Asuntos Internacionales; Javier Prado Galán, vicerrector académico de la Uia, y Laura Zamudio, directora del Departamento de Estudios Internacionales de esa casa de estudios.
Wayne expresó que el producto interno bruto (PIB) no puede ser la única medida de progreso de un país, e hizo referencia al índice de capital humano establecido por el Foro Económico Mundial, el cual evalúa a 122 países. Este índice se compone de tres pilares: educación, salud y bienestar, cantidad y calidad de la fuerza laboral, y entorno.
Afirmó que para los países que forman parte de organizaciones internacionales encaminadas a la cooperación, los grandes retos consisten en la identificación de las necesidades humanas, en predecir métodos de obtención de bienestar a futuro, y en categorizar las necesidades que se han de satisfacer en primer lugar.
Laura Zamudio recordó que la semana entrante tendrá lugar en México la primera reunión de alto nivel de la Alianza Global para la Cooperación Eficaz al Desarrollo, en la cual participarán el presidente Enrique Peña Nieto y el secretario general de Naciones Unidas, Ban Ki-moon, así como 100 representantes de más de 160 países.
Hannah Ryder, dirigente de la Alianza Global para la Cooperación Eficaz al Desarrollo, una de las ponentes en el foro, propuso que los esfuerzos de cooperación internacional se enfoquen en cuatro áreas: la ayuda a los países en situaciones de vulnerabilidad y violencia; la búsqueda de nuevas fuentes para el fortalecimiento de las finanzas internas; el interés por el conocimiento y la educación, y la implementación de políticas locales, simbióticas con las metas de cooperación internacional.