ué hacer con Cuauhtémoc Gutiérrez de la Torre? That’s the question.

En los más altos picos del PRI ya sabían qué hacer, pero no encontraban la forma, así que la acusación que lo coloca como el organizador de una red de prostitución en ese partido les cayó de perlas. Ahora o nunca, se dijeron, y en cosa de minutos lo desconocieron.

Los posibles acuerdos PAN-PRI para lanzar candidatos comunes en el DF no funcionan para Gutiérrez de la Torre. Para ese militante un acuerdo de esa índole no puede ser, y además, nos cuentan, él ya había empezado a esbozar el perfil de quienes podrían ser candidatos priístas en la ciudad.

Tal cosa no es bien vista ni aceptada por las cabezas del PRI nacional, que ya tienen su propia jugada bien estructurada y quieren un buen número de delegaciones bajo su mando. Esto porque está bien claro que en delegaciones, como las llamadas verdes, la gente está cansada de malos gobernantes del PRD, pero no encuentran ni en el tricolor ni en los azules al personaje que pudiera ocupar la sede delegacional o una curul de diputado.

Por eso les urge empezar a colocar los nombres de quienes podrían comenzar a hacer campaña, pero es ese Gutiérrez el que al parecer les impide llevar a cabo su estrategia para arrebatar a la izquierda el predominio en la capital de México.

Todos los que recibieron favores del priísta saben a la perfección que en el momento en que Cuau, como le dicen en el PRI-DF, abra la boca, muchos militantes encumbrados se verían en aprietos, aunque fueran morales. Pero están casi seguros de que eso no ocurrirá, porque denunciar a quienes recibieron alguno de los favores del jefe del PRI en el DF sería tanto como inculparse, y eso no va a suceder.

Los antecedentes de asuntos parecidos al que ahora ocupa al priísmo de la capital ya han ocurrido sin mayor consecuencia. Este diario denunció, no hace mucho, a la mitad de 2012, con algo más que palabras y voces distorsionadas, al entonces delegado de Tláhuac, Rubén Escamilla, de filiación perredista. El funcionario exigía a una mujer, Rubí Esmeralda –nunca se ocultó el nombre de la víctima de extorsión–, favores sexuales para concederle un empleo.

El asunto se perdió en la alta marea de escándalos que vive nuestro país, y Rubén Escamilla hoy goza del fuero que le da ser diputado y sin problemas, al parecer, de conciencia. Y eso que el supuesto delito fue presenciado por una lente que grabó el momento en que el funcionario condicionaba a la que se desempeñó como empleada de la delegación, y el video fue visto por cerca de medio millón de personas. No había duda, pero tampoco hubo castigo.

Eso también lo saben en el PRI, donde desde la tarde de ayer están que trinan porque, según la Procuraduría General de Justicia del DF, hasta ya entrada la tarde del lunes no había denuncias concretas en contra del priísta, más allá de la que interpuso el PRD, que se subió al camión sin saber siquiera para dónde iba. Por eso en la PGJDF nada hay en contra de Gutiérrez de la Torre, aunque todo lo condene.

Pero eso no es lo peor para el PRI. Lo que los tiene enredados es que en cualquier momento, después de la declaratoria oficial de que la justicia no persigue al príncipe de la basura, Cuauhtémoc regrese a sus oficinas, de donde, según nos dicen, no se ha movido ni una brizna de polvo, y empiece una guerra de venganza en contra de quienes, él supone, lo atacaron. En el cajón de la democracia mexicana, en el reglón asuntos que no tienen madre, éste tendrá, seguramente, primerísimo lugar.

De pasadita

De algo se habrán enterado en el cuartel de Morena en el DF porque, según nos cuentan, su líder, Andrés Manuel López Obrador, redoblará su atención en los asuntos de la ciudad. Son varios los muy preocupantes, pero uno está en la debacle del PRD y los peligros electorales que enfrenta la izquierda debido a ello. En Morena se realizarán encuestas para decidir quiénes serán sus candidatos, pero hay nombres que ya están en la mente de los votantes. Ya les iremos dando algunos en las próximas entregas.

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